En busca de Thad

Devon se encamina entre las casas, con el papel en el que Orson le ha escrito las indicaciones sobre dónde se encuentra el tal Travis, cuando llega a la casa llama a la puerta esperando que alguien responda. Mientras tanto se cerciona en hacer aquella barrera mental, no le apetecía mucho aquel día leer pensamientos.

Tose levemente y se acomoda bien su chaqueta, mientras se deleita en contemplar el sitio, descarado.

Estaba en el baño cepillandome los dientes mientras la puerta sonaba. Miré al pasillo para ver si Travis se levantaba a abrir pero parecía que seguía dormido. Escupí la espuma y fui a la puerta con el cepillo en la boca. Abrí con cautela, era un chaval con cara de pocos amigos. Me abroché los botones del vaquero y abrí del todo.

- Hola - Dije sonriente

La observa extrañado, frunciendo levemente el ceño. - Esto, hola.- "Juraría que había seguido bien las indicaciones..." se dice a sí mismo.- Soy Devon Marshall.- se presenta, educado. Pronto recupera la postura formal y clava su mirada en ella.

- Está Thad?- le pregunta, alzando una ceja.

Bajé las escaleras y vi a Ava en la puerta. Oí que preguntaban por mí pero Ava no me conocía por Thad. Me acerqué mientras me ponía la camisa y aparté a Ava de la puerta.

- Yo soy Thad - Dije serio. Le hice un gesto a Ava para que se largara.

Pronto aquella chica es apartada por el tal Travis, ¿se trataría de una especie de criada o concubina? - Hola Thad.- lo saluda con seriedad. Saca el contrato escrito en latín, se lo entrega al tipo aquel y mientras tanto acompaña con sus palabras:
- Necesito que me traduzcas esto por favor.- le pide, simple, pero con aquella mirada seria.

- ¿Que traduzca? - Cogí el papel - ¿Quien te envía? - Dije mientras miraba por encima el papel. Aguardé unos segundos y abrí la puerta del todo - ¡Ava!- La chica llegó de inmediato - Tienes que irte ya - La chica se dió rápidamente la vuelta y subió arriba. Saqué un par de billetes del bolsillo de la camisa, cuando los saqué la chica ya estaba en la puerta con su bolso. Se lo entregué y se marchó - Vamos, pasa - Le dije al chaval, haciendole un gesto con la mano.

Fuimos al estudio. Antes era una biblioteca pero después de la reforma la convertí en eso, en mi estudio. - Siéntate, por favor - Le señalé la silla mientras yo me sentaba en la mesa. Comencé a leer detenidamente pero paré a mitad - Vale... ahora es cuando me cuentas quién eres - Dije, muy molesto.

Cuando Travis me apartó me quedé detrás de él. Todo parecía bastante misterioso, pero supuse que Travis era un linguista o algo similar, asi que fui a terminar de arreglarme.

Travis me llamó y bajé rápidamente, parecía que ya había terminado mi labor con Travis asi que subí a por mi bolso. Bajé al instante y me dirigí a salir por la puerta. Travis sujetaba el dinero con dos dedos, con la mano alzada. Yo cogí los billetes con una sonrisa - Tienes mi número, llámame cuando quieras - Dije mientras salía. Miré al chaval de la puerta con una sonrisa - Un placer, Devon Marshall - Dije, coqueta.

Fui andando hasta mi "casa".

Cree entender la relación entre Thad y Ava y tras despedir a esta con un leve movimiento de mano prolifera una pequeña risa, si era lo que él creía le había pillado al tal Thad en un mal momento.

Se sienta en el estudio, esperando a que él le traduzca el endemoniado papel. Escucha su pregunta y frunce el ceño pronunciadamente. - Soy Devon Marshall.- se presenta, extrañado, sin mostrar debilidad alguna ante la extraña molestia de él.

- ¿Te estás quedando conmigo?- Dije desafiante - ¿Realmente sabes lo que pone aquí? Porque no tiene ningún sentido que firmes esto y luego vengas a mi para que te lo traduzca.- Le enseñé el papel - ¿Quien eres? ¿Qué eres? Aquí dice que eres vidente pero claramente escondes algo más... ¿qué-cojones-eres?- Dije enfadado

-Soy Devon Marshall, vidente, no soy nada más.- le dice, con seriedad, sin apartar siquiera la mirada. Se queda unos segundos callado, meditando todo aquel asunto.
-Si supiera lo que pone ahí no habría acudido a tí evidentemente.- le informa, mientras se estira en el asiento. - Podrías decirme qué dice el papelito por favor.- le pide, educado.

- Devon-Marshall... según esto, eres tercero en el Alto Mando de Aceldama... bueno, después de lo de Judah, eres segundo. No tienes poder para entrar en los archivos de la Organización, tu posición es meramente simbólica y ahora posees... - Leí detenidamente - bueno, con la muerte de Judah ahora te pertenencen varias cosas suyas...- Le miré serio - Parece que ahora trabajo para tí, bueno... trabajaré para tí. Sólo necesitas la aprobación del ahora líder de Aceldama, anónimo para tí, por ahora... no puedo darte sus datos porque todavía no perteneces a Aceldama. Si él accede a que formes parte, tus datos también serán anónimos. Es una cuestión de seguridad - Le extendí la mano - Al líder no le quedará otro remedio que aceptarte... vamos, que estás dentro. Bienvenido a Aceldama

Creía entender todo aquello, pero vaya, la situación había cambiado demasiado y ahora sabía por qué el tal Travis trabajaba para él, aunque no comprendía del todo aquel concepto. Pero, ¿Por qué Judah le había dejado tanto a él? ¿Quién era el número uno de Aceldama? No tenía ni idea y quería saberlo cuanto antes. Le estrecha la mano cuando este la extiende.
- Gracias.- dice, extrañado. - aunque la verdad es que esto es muy confuso.- comenta, simple.

- Supongo que Judah te explicó el funcionamiento de Aceldama- Busqué entre los papeles - Toma, soy Travis Thad, pero tú sigue llamándome Thad, si no te importa - Le entregué una targeta. No me gustaba la idea de tener un nuevo miembro en la Organización, pero se suponía que él era de un rango superior y yo solo debería asentir y poner buena cara - Dices que eres vidente, pero está claro que no te quedas ahi- Sonreí - Si Judah te eligió será por algo

Asiente levemente, no se encontraba nervioso, pero tampoco a gusto en aquel lugar. - De acuerdo, te seguiré llamando Thad.- simple, aquello no le importaba demasiado. - En torno al tema de Aceldama, no es que me dijera mucho más que informarme de que se trataba de su casa.- le informa, simple.

- Que yo sepa soy un simple vidente, no llego a más.- le dice, después de su comentario, no era nada fuera de lo común, evadiendo por completo el hecho de que todavía seguía siendo un farsante dentro de la Hermandad del Sol.

Me sorprendí bastante - ¿La casa de Judah? Aceldama es la casa de la gente como nosotros. Somos especiales. Si crees que sólo eres un vidente... bueno, puede que solo seas eso, en Aceldama puedes descubrir quien eres realmente, o mejor dicho, qué eres- Emepcé a recoger algunos papeles - Hace tiempo que ya no vivo allí, ahora simplemente trabajo para Aceldama. Me ocupo de los asuntos legales y a veces llevo temas de economía... asi que me quedaré con esto - Metí el contrato junto a los otros papeles.

Contemplé su cara - Yo también estaba un poco desconcertado al principio, pero tranquilo, esto es lo mejor que te podría pasar en la vida... porque quieres formar parte de esto ¿no?

Asiente levemente, pensativo, todavía no tenía toda la información que quería, pero con aquello le bastaba, así que él ya no vivía allí y era un lugar en el que vivían personas especiales como él... Se le antojaba interesante, pero extraño, irreal, a la vez.

Escucha su pregunta y se altera levemente, no estaba prestando del todo atención, asiente levemente. - Pues claro, si no tengo que matar, joder o algo por el estilo acepto.- simple, encogiéndose de hombros.

Reí ante su comentario - Harás lo que quieras, no te voy a decir que no vayas a hacer algunas de esas cosas porque todo es posible...- Se produjo entonces un incómodo silencio - Bueno... ¿alguna pregunta?

- ¿Cómo que todo es posible?.- pregunta, acomodándose en el asiento, interesado, ya empezaba a encontrar contras al estar en aquel club. - Y cómo me enteraré de Alcedama.- no sabe si lo pronuncia bien, se le trababa. - Quiero decir, ya estoy dentro, pero me siento fuera, no se casi nada...- explica.

- En cuanto llegues a Aceldama te sorprenderás. Hay gente extraordinaria... ¿o creias que los vampiros eran las unicas criaturas de este mundo? Cuando veas que tú, un vidente, eres de lo más normal, entenderás que todo es posible - Sonreí cuando dijo mal el nombre - AceLDAma, Aceldama... o Akeldama como aún la siguen llamando algunos. No sabría como describirtelo... ¿Has ido a la universidad? Es como una fraternidad, aunque conviven tanto hombres como mujeres. Cada uno explota sus habilidades, las desarrolla, conocen más sobre sí mismos... Sólo estuve dos meses, pero puedo decirte que es una experiencia inolvidable - Carraspeé un poco, no me gustaba hablar tanto de Aceldama - Cuando el líder te acepte irá él en persona a avisarte... aunque bueno... ahora, con la muerte de Judah todo está patas arriba. Creo que me he precipitado un poco y que te he alentado y animado a que te unas pero... tienes que decidir tú. Cuando ingresas en Aceldama lo haces de por vida, aunque decidas abandonar la residencia siempre pertenecerás a ella

Aquello lo confunde demasiado, una hermandad de criaturas especiales, le intrigaba y a la vez interesaba conocer a gente como él o que por lo menos eran algo raros. Escucha su comentario y se encoge de hombros.

- He firmado un contrato así que creo que no hay vuelta atrás, así que acepto.- le informa, sonriendo, mientras asiente. - aunque la verdad, no se que me deparará el futuro si me uno a esto...- comenta al aire, tampoco intentando que le responda.

Le miré interesado - ¿A qué te dedicas? Si me permites la pregunta... - Vi algo en aquel chaval que me resultaba interesante.

Se encoge de hombros, permitiendo que se lo pregunte. - Andaba en el paro pero acabé infiltrándome en la hermandad del sol y se suponía que andaba vigilando a los vampiros.- explica, se suponía, porque, aunque él siguiera odiando a aquellos seres no había tenido ningún tipo de trabajo y había estado cobrando de ello.

Quedé un poco confundido - ¿Cómo? Creo que no lo he entendido muy bien... ¿eres un topo en una hermandad y me lo dices sin ningún tipo de reparo? Esto es raro - Dije sonriendo

- Tanto como topo...- dice alternando su cabeza, finalmente negando con ella. - Me contrataron, antes y de momento, todavía, no es que acepte muy bien a los vampiros, pero claro, si tus jefes son unos extermina-vampiros en potencias no les vas a decir que uno de ellos te dio de beber de su sangre y que estás vinculado con este.- evidente.

Apoyé mi codo sobre la mesa y dejé caer mi barbilla en la palma de mi mano. Escuché con una mueca y asintiendo - Ya veo... Bueno, ¿tienes alguna pregunta más? Suelo estar en casa todas las mañanas, por si necesitas algo...