Disfrutando de un buen trabajo

El apartamento era perfecto, muy moderno y bien equipado, un amplio salón, dos dormitorios de camas grandes, un par de baños, uno de ellos con jacuzzi, una cocina en tonos oscuros y blancos y finalmente una terraza para poder tomar el sol.

Devon estaba en el salón, con una cerveza en la mano, mientras cambiaba de canción en el reproductor musical, con una sonrisa persistente en su cara.

No había escuchado ningún pensamiento puesto que tenía toda su mente concentrada en escuchar la música del reproductor. Pero si que pudo llegar a escuchar el tintineo de unas llaves, deja que la música siga sonando mientras se acerca con cuidado hacia la puerta, mira unos instantes por la mirilla y sólo ve una cabellera, seguro de una mujer, se aparta rápidamente, no podía ser que ya empezaran los problemas, ¿alguien intentaba forzar la puerta?

Busca en un armario que tiene algo escondido donde se encuentran las diferentes armas, era de día así que no podía ser un vampiro, cogió una pistola y se la guardó en el cinturón, teniendo el seguro puesto.

Estaba dispuesto a abrir la puerta.

Puede escuchar como el cerrojo da de sí y se abre la puerta, no tiene tiempo de reaccionar y se abalanza hacia la luz, apuntando con la pistola, mal, puesto que no estaba siquiera cargada.

- Quién demonios eres?!- pregunta alterado.
Pero al observar a alguien que se le hace muy conocida baja la pistola.
- Sarah?- extrañado.

No se lo creía, como había llegado Sarah hasta aquí? Deja que ella aparte su brazo, el cual contenía la pistola, guardándola en su cinturón.
- No, no no...- dice con seriedad. - Qué haces tu aquí?- le pregunta extrañado, hasta que ella no le respondiera el no le diría nada.

- El de la hermandad?- pregunta, con tranquilidad.
- Es mi nuevo jefe.- le informa, algo reacio, pero cediendo finalmente. - Tu?- pregunta entrecerrando ambos ojos, esperando la respuesta de Sarah.

- Qué? Tu también estás aquí para el tema de los chupasangres?- le preguntó, shockeado. No contaba con que tuviera compañera de piso así que estaba todo un poco desordenado.

- Pero si tu no sabrás ni usar un arma.- dice, algo divertido. No se imaginaba a Sarah con un arma en las manos, matando o intentando hacer daño a vampiros.

Todavía le dolía la cabeza de aquella noche. - Tuviste suerte, necesitaba olvidar varias cosas y ahogar un poco las penas en alcohol. - le informa, evidente, mientras vuelve a sentarse en el sofá, escuchando la música.

- Por cierto, esa es mi habitación.- le informa, señalando una de las puertas.

- Pues claro, cama grande para el primero en llegar, eso decía el contrato.- dice divertido, relajado.

Se extraña ante su pregunta y toma un poco de su botella.
- Ah si? Por qué?- preguntó interesado.

- A qué nos la jugamos?- preguntó alzando una ceja, interesado.

- Vale.- dice con tranquilidad. - A una sola partida de Poker.- comenta, dispuesto, sabía jugar al juego, pero poco le valía, lo que necesitaba era suerte. Coge unas cartas de la mesa y barajea.
- Sabrás jugar no?- preguntó.

- Y yo también, así que no te lo pondré nada fácil.- le informa. - Repartes o reparto?- preguntó, alzando una ceja.

Observa sus cartas, llega a no estar jugando enserio y habría bufado algo enfadado, una simple pareja de ochos, seguida de un tres, un cinco y finalmente un nueve.
- Cuando quieras.- le dice, sonriendo.

"¿De una?, Devon, vete despidiéndote de la cama amigo, la chica parece tener una buena jugada.

- Me descarto de tres.- informa, dejando el tres, el cinco y el nueve en la mesa, boca abajo.