Sesión nocturna

(Para Judah)

Podía ser muy peligroso, en realidad, Devon ya se daba a sí mismo por perdido, se encontraba en el gimnasio, su condición cómo asesino de chupasangres le obligaba a estar en forma y preparado para cualquier cosa. Era una noche cerrada y el joven estaba en una de las máquinas para correr, una de las pocas que daban hacia la ventana.

Devon podía observar por ella, mientras seguía corriendo, cómo algún que otro coche pasaba por la carretera general que recorría el pueblo por completo.

Estaba ya algo cansado, gira su vista hacia la derecha, observa al único chico que se encuentra junto a él. Este le hace señas de que se marcha, Devon asiente y alza una mano, despidiéndolo, pronto se queda sólo, sin contar con el propietario del gimnasio que estaría en su despacho y saldría en media hora, para cerrar.

Devon termina su sesión de gimnasio y se baja de la máquina, poniéndose su toalla colgando de su cuello, limpiándose con lentitud la cara de sudor.

Se dirige hacia los vestuarios, donde se sienta, pensativo, durante unos instantes, recuperando una respiración mas tranquila.

Llegué al gimnasio, donde me dijeron que estaba Devon. Pasé por una oficina con cristales. Un hombre salió apurado y me dijo que iban a cerrar en apenas 20 minutos. Miré a aquel tipo a los ojos y le dije que vale, que no se preocupase, que me diese las llaves del gimnasio que ya cerraba yo. Aquel hombre pareció tener poco cerebro porque en solo cinco minutos lo hipnoticé y se fue casi corriendo. Me asomé a la oficina. Encima de la mesa había un Ipod. Lo cogí y me lo puse.

Me paseé por todo el gimansio hasta llevar a los vestuarios, donde escuché al que probablemente sería Devon. Pasé por cada pasillo deslizandome y bailando hasta llegar a donde se encontraba Devon.

- ¡Oye! ¡Este tío es buenísimo! - Dije mientras bailaba el moonwalk.

Se levanta del asiento, asustado y más aún cuando ve de quién se trata. Lleva una mano a su mochila, dispuesto a sacar aquel tipo collar de plata que recorría su cuello. Se lo pone con rapidez y ya más comienza a recoger las cosas.

Por cómo bailaba el Moonwalk estaría escuchando al Rey Del Pop, MJ, Michael Joseph Jackson o eso creía Devon, pero no le dirigiría una palabra, sigue a lo suyo, con rapidez, dispuesto a salir de allí lo más rapido y seguro posible. Termina por recoger todo, se pone el bolso de deporte a la espalda y le dirige una mirada fría a Judah, para luego comenzar a descaminar el pasillo, intentando no aparentar rapidez, pero a un ritmo con el cual pudiera alejarse de Judah lo más rápido posible.

Comprobé como Devon me ignoraba. Alguien le habría advertido sobre los vampiros pesados. Le seguí al ritmo de la música y cuando llegó a la puerta de los vestuarios salté a lo alto de unas taquillas.

- Está cerrad, no puedes pasa-ar - Dije al ritmo de Billie Jean. Me quité los auriculares y tiré el Ipod al suelo. - Tengo yo las llaves... ¿las quieres?- Dije con una sonrisa.

- Algún días tendrás que hablarme, tío.

El chico no podía con su enfado, tenía a un vampiro cerca suya que bailaba al ritmo de MJ mientras lo perseguía, la verdad es que para Devon, Judah era una caja de sorpresas andante y muy desconcertante.

Hace ademán de abrir la puerta, pero no lo consigue, maldice mil veces, enfadado, mientras golpea la puerta con su hombro, intentando romperla, imposible, evidentemente. Pero ya estaba hasta los huevos de todo aquello, así que abre su bolso y de él saca su pistola, apunta a la cerradura y dispara, imprudente.

- No las quiero Judah, ya tengo una copia.- le dice, molestando, mientras pega una patada a la puerta y esta se abre, pero sabe que con la puerta principal del gimnasio no tendrá mucha suerte con sus métodos tan anticuados, si Judah la había cerrado ya no tenía escapatoria.

Se guarda la pistola en el pantalón, con el seguro evidentemente puesto.

- No pienso hablarte chupasangres, ya tengo demasiado con que estés en mi mente.- le informa, mientras camina hacia la salida.

Contemplé maravillado como el chico se habia preparado para evitarme.

- Vaya, un chico duro. La verdad es que la pistola te pega. Te potencia ese aire de chuloputas que tienes encima - Dije riendo.

Devon rompió la cerradura de un disparo.

- Joder, si hasta sabes usarla. Que bien nos habrías venido en tiempos de guerra, chaval - le dió una patada a la puerta.
- Espero que te queden suficientes balas, las vas a necesitar... sería más fácil con esto- Agité las llaves.

Bajé de las taquillas y fuí detrás de Devon - Tampoco te he molestado mucho... Bonito collar por cierto. No me gusta mucho, pero es bonito eh. Deberías quitartelo, así charlariamos más tranquilos... yo no voy por ahi enseñando con mis colmillos

Se gira unos segundos hacia él. - La imagen de chuloputas me la he labrado durante poco tiempo, pero bien, así que ya puedes respetarla. - No iba a caer en aquel juego, no se enfadaría si el lo insultaba, lo llamase "chuloputas" o se cagase en su propia madre.

- Se lo práctico sobre este arma, pero como ves, me ha servido.- informa, sonriendo, altanero. - Deja de agitar el manojo y pásamelo.- pide, ya en la puerta principal, aún creyendo saber que este no lo haría tan fácilmente.

- Y si, el collar es lo más práctico que he llevado en mi vida.- comenta, con una sonrisa arrogante, algo nervioso.

Escucha su comentario sobre los colmillos y niega con la cabeza.

- ¡Ah! ¿quieres respeto? El respeto hay que ganarselo. No hay nada más respetable que un principiante chuloputas - Dije riendo.

- Eres la prueba de que las armas sirven para más cosas de las que se creen - Me eché sobre la pared y comencé a sacar una llave. - Sabes que si estoy aquí, charlando contigo, es porque me caes muy bien ¿verdad? Toma- le tiré la llave de la puerta de los vestuarios, que de poco servía ahora. - Esa es por lo bien que me caes. Hay unas cuantas, eh- Continué agitando las llaves.

- También eres la prueba de que un collar sirve para algo más que para... ¿decorar? Tu cuello se ve genial con él.- Dije riendo. Al instante me puse serio - ¿Te gustan los coches, Devon?

Suspira, escuchando sus comentarios, que poco le traen interesante. Al final le da una llave, va directo a abrir, pero unos momentos antes observa la llave que tiene en una etiqueta escrito a mano "Vest. Masc."
- Judah, creo que te equivocaste de llave, me pasas la de la puerta principal?- preguntó con enfado.

- Si, inaccesible, ¿verdad?- ante el comentario sobre su cuello, bromista.

-Me gusta MI coche, MI nuevo coche, EL coche al que quiero ir.- informa, con enfado. - a tí creo que no te gustan, o quizás no te gustan las ruedas.- le comenta, vengativo, recordando aquella rueda pinchada.

- ¿Quieres la llave de ESTA puerta? - Saqué otra llave - Me vas a tener que dar algo a cambio... ¿Sabes por donde voy?- Guiñé el ojo exageradamente, vacilandole.

Sonreí ante el comentario de las ruedas - ¿Que no lo pasamos bien aquella noche? Además te encontraste con Afry, en el papel de príncipe azul - De repente me puse más serio - Deberias de agradecerme eso. Con Afry a tu lado he fomentado tu imagen de chuloputas... ¿ya habeis pasado a segunda base?- Volvi a guiñarle el ojo exageradamente. Me di golpecitos en la frente con la llave. - ¿Prefieres los coches o las chicas?... Y ahórrate el decirme que quieres la llave, hazme ese favor.

Estaba bien jodido, un vampiro le había ofrecido su ayuda días atrás, pero había sido avisado por Madison via sms junto a Afry de que este era mucho más peligroso que Judah, de quién demonios podía fiarse. A la mierda con todo, abandona, no va a resistir más, es evidente que no tiene escapatoria, se apoya contra la puerta, deslizándose poco a poco hasta quedar sentado.

Observa sus manos, con tranquilidad, coches, chicas... daba igual ya.

- Directamente Judah, qué demonios quieres de mí?- preguntó, con seriedad, clavando su vista en él .

Sonreí satisfecho. - Quiero que me acompañes, que estés conmigo- Dije serio y contundente. - No voy a matarte. No mataría a alguien que he dado de beber mi sangre - Miré fijamente a los ojos de Devon. - Puedo darte cosas que ni te imaginas... ¿quieres que tu padre trabaje? No es tarea dificl. ¿Quieres la felicidad para él? Se la daré, no cuesta nada.

Le tiré la llave, otra vez equivocada - Piénsatelo - Sonreí.

- Pero para qué coño quieres que te acompañe, explícate tío.- le pide, sin siquiera llega a coger la llave del suelo, sabe que seguro no es la llave que necesita.
- A mi que mi padre trabaje no es que me importe mucho.- le informa. - Si intentas conseguir mi compañía con esa "persuasión" no vas a conseguirlo.- comenta, simple, arrascándose el cuello, por encima del collar.
- Además, mi trabajo no me permite tener "compañerismo" con vampiros.- añade.

- ¿Tu trabajo? Vamos, no me hagas reir. He trabajado bastantes años en mi vida como para decirte que eso no vale para nada. Trabajar no te traerá la felicidad. Tu vida es corta, muchacho, deberías aprovecharla... ¿Has conocido tú la felicidad?-Me crucé de brazos guardando las llaves en mi bolsillo.

Se extraña ante la pregunta, pensativo, termina por asentir, el decirle que no sería otro punto a favor de Judah y aquello no lo podía permitir.
- Claro que he conocido la felicidad.- evidente y firme, ante todo.
- Pero además del trabajo están mis amigos y a ellos no los puedo abandonar ni dejar.- le explica, sacando cualquier excusa para no aceptar acompañarlo.

- ¿Tú? ¿amigos? Vamos no me jodas. ¡Eres un chuloputas! ¡Abre los ojos! Crees tener amigos pero no son nada, más chupasangres que los propios vampiros. - Suspiré - No hagas que esto se alargue más y elige la felicidad, la verdadera vida que todo ser humano querría tener.

Sólo tenía una cosa clara, si seguía el vampiro llamándolo chuloputas o simplemente denominándolo con delicadeza "Marginado Social" no aguantaría más y esperaría hasta la llegada del amanecer, se le haría muy divertido.

- Lamer tu pálido culo?- pregunta alzando una ceja. - No, gracias.

- Mi culo es pálido por todas las veces que ha sido lamido. No pienses que un chuloputas cualquiera me levanta el ánimo.- Sonreí mientras preparaba otra llave - La historia nunca cambia. Todos estos siglos han sido lo mismo. Solo cambia la sociedad. Las historias son las mismas. Y yo sé como acaba esta - Le tiré la llave correcta - No suelo ser un pesado, Devon, pero desde ahora nos veremos más a menudo, te he conocido más y cada vez me caes mejor, en serio. Quizás nos veamos las caras, a la luz del día y sin que tú estés durmiendo.

- Si te caigo mejor... hazme un favor y no me llames chuloputas.- le pide, asintiendo, mientras se levanta, dispuesto a abrir ya la puerta con la llave que es, pero pronto se le ocurre algo, sabía que Judah podía llegar a caerle bien, pero tenía que saber varias cosas para aceptarlo.

- A qué te refieres con lo de que quieres que te acompañe.- le explica. - Me quieres como botellín de sangre?- pregunta alzando una ceja. - Para que yo pueda aceptar debes decirme de qué se trata todo esto, si es un completo misterio para mi... me niego.

- No te mereces seguir en este pueblucho. Eres especial y me gusta que la gente especial me acompañe. Me he rodeado de gente especial toda mi vida... te aseguro que te gustará.

Me arrasqué la barba y le miré interesado. - Tu sangre... tú me la daras, yo nunca te la robaré. Pero podemos pasarnoslo muy bien con ella, te lo aseguro. Nunca darás nada sin antes recibir, esa es mi política en Aceldama, que es el nombre de mi casa. Digamos que... recluto a la gente como tú para que me acompañe.

Cada vez lo está persuadiendo más. Sonríe, casi sin enterarse de ello, mientras se gira dispuesto a abrir la puerta. Suelta una pequeña risa, en un suspiro, piensa preguntarle algo más.
- y si siempre te rodeaste de gente especial... ¿cómo es que estás ahora sólo? No tienes ningún vidente, teriántropo o humano contigo?- preguntó, serio.

Reí - Cuando ves pasar los siglos te das cuenta de que realmente estás solo. En Aceldama tengo a gente extraordinaria, incluso a humanos normales y corrientes. No estoy solo, pero he hecho de la soledad una irremediable afición... Ya he conocido a otros videntes antes, pero tú... tienes algo - Me acerqué un poco a él. - ¿Te pensarás el acompañarme?

Se queda pensativo, no se creía que mucha gente viviera con él en Alcedama.

- Lo pensaré.- dice asintiendo. - Te daré una respuesta pronto.- añade, mientras termina de abrir la puerta. - Nos vemos Judah, hasta luego.- se despide, rápidamente, mientras va hacia su coche dispuesto a salir de allí.

- Por supuesto que nos veremos, Devon - Le dije adiós sonriendo. En Aceldama lo acogerían de muy buena gana y yo cada vez veía más cerca el que nos acompañara. Pronto volvería a la mansión y si era con las manos vacías la gente se pondría muy triste. Nadie sabía lo de Aceldama excepto Orson, y desde ahora Devon también. Por eso, si Devon se negaba a acompañarme las cosas pintarían muy mal para él.

Se va de allí, en su coche, conduciendo con imprudencia, con cierto miedo, pero también incertidumbre. Estaba seguro de que podría encontrar a Judah en la fiesta del lago.