Noche de relax (Devon)

Me quedé pensando unos minutos, nunca se me había pasado por la cabeza eso de leer los pensamientos de la gente, además me resultaba desagradable, era como si espiaran la habitación de una persona.

- Nunca se me ha pasado por la cabeza eso de leer los pensamientos, no le veo interés. - dije finalmente – pero si tuvieses que leer los pensamientos de alguien sería de otro vidente... me gustaría saber qué piensa un hombre que sabe lo que piensan todos los demás

Sonreí finalmente medianamente satisfecha por mi respuesta, aunque me resultaba raro esa idea.

- A veces es mejor anticiparse a los movimientos o acciones de alguien leyéndole el pensamiento; me ha salvado de muchísimos aprietos y dificultades.- explicó con simpleza mientras se empujaba con ambos brazos fuera del agua, posando estos en el muelle en el que ella estaba sentada.

¿Qué demonios le pasaba aquella noche? Parecía un crío cuando realmente siempre aparentaba alguien muchísimo más maduro. Quizás aquello del relax no le fuera finalmente demasiado bien.

- De todas maneras es una buena respuesta.- sentenció simple, mientras cogía su camiseta y la tomaba entre ambas manos.

- Si quieres saber qué piensa un vidente te lo diré; a veces me ahogo en mi propio egocentrismo y poder... pero finalmente, quieras o no, los problemas siguen surgiendo, así es la vida, mi condición de vidente no me simplifica todo.- soltó cual filósofo, calificación de la cual se encontraba muy lejano.

Me quedé pensando unos instantes en lo que había dicho. Era raro que un hombre capaz de saberlo todo de todo el mundo tuviera los mismos problemas que podría tener yo. Estaba claro que sus palabras eran ciertas, a todo el mundo le llegan a superar las dificultades.

- Los problemas no llegan a superar a todos – dije recordando ligeramente mis propios problemas, pero sin pensar mucho en ellos para que Devon no se enterara – no puedo ayudarte en eso del egocentrismo, pero si necesitas ayuda para algún problema avísame, si puedo ayudarte en algo dímelo.

Le mostré mi mejor sonrisa y le miré esperando a ver su respuesta.

- De todas formas ser algo egocéntrico no es tan malo... al menos si puedes controlarte en los momentos claves - dije sin perder mi sonrisa

Las palabras de Aerith eran sabiduría pura en aquellos momentos; nadie podía ayudarlo en aquella espiral de poder y de egocentrismo en la que se encontraba, simplemente podía hacerlo su propio sentido del peligro. Ninguna persona, pero cualquier vampiro que hubiese le recordaba demasiado su condición de humano y de que, inevitablemente, había "personas" a las que todavía no podía leer la mente.

Quizás tenía que aprender, quién sabe, el hecho era que el chico no podía con la presión vampírica.

-A qué llamarías tú momentos clave?- preguntó alzando una ceja, interesado. Después de formular esta terminó por ponerse la camiseta con tranquilidad.

Me quedé pensando en qué decirle mientras miraba como se ponía la camisa.

- Bueno, cada uno tiene sus momentos claves, pero podría decir que en los tiempo que corren serían momentos en los que cosas importantes penden de un hilo, sea cuales sean esas cosas – dije finalmente

Me puse a mirar hacia el cielo, eso era cierto, era complicado decir qué momentos eran claves, pues lo que para mi eran importantes a lo mejor para Devon no tenían la menor importancia. Además con los vampiros y los muchos seres que habían aparecido últimamente esos momentos eran cada vez más diversos.

Terminó de ponerse la camisa y escuchó la respuesta de ella; atento. Cuando terminó de explicarse asintió lentamente, pensativo y finalmente acotó:

- Básicamente entonces serían ahora mismo.- le explicó con tranquilidad, sentía una especie de simple confidencia con ella, de que, aún conociéndola desde hacía unas horas, la podía considerar una persona de fiar. - Estoy con la soga al cuello.- terminó por admitir, tragando saliva mientras dejaba su vista vagar en el boscoso y oscuro horizonte, dejándose llevar de nuevo por los sonidos de aquel lugar: el chapoteo en el agua, ranas, movimientos en arbustos, sin duda estaba quizás demasiado relajado.

- Desde que "salieron del ataud" los vampiros... nada ha vuelto a ser lo mismo por aquí.- soltó negando con la cabeza.

Le miré cuando me dijo que se encontraba ahora mismo en uno de esos momentos claves. Había notado lo misterioso que era Devon, pero no pensé que estuviera metida en tantos problemas.

- Tan unido a los vampiros tienes tú vida? - pregunté mirándole con cierta preocupación.

No era una de las personas que se metían en la vida de los demás porque tarde o temprano esas mismas personas se meterían en mi vida, y durante estos años había logrado esconder quien era realmente y lo que me había pasado. La noche empezaba a desaparecer y un ligero hilo e luz comenzaba a verse entre los árboles, ni siquiera me había dado cuenta de todo el tiempo que llevábamos hablando.

Asintió lentamente mientras su mirada vagaba todavía sin rumbo por el horizonte. - Sí y mi relación con ellos es más que extravagante, es algo raro, MUY raro.- enfatizó mientras se giraba a ella. - Yo siempre los he odiado, desde que salieron del ataud no han causado más que problemas, o por lo menos la mayoría. - le explicó con detenimiento. Quizás se estaba sincerando demasiado pero había conseguido leerle la mente y aunque poco, le había sido revelador, de que ella no le daría problemas si se lo contaba.

- Trabajo como agente doble, tanto para la Iglesia del Sol como para la AVL.- le fulminó con la mirada. - Aunque realmente trabajo en estos momentos para la AVL.- terminó por admitir.

-Cuanto tardarán en darse cuenta los de la Iglesia? Ni idea, pero espero que tarden lo suyo.- comentó.

Me quedé mirándole, sorprendida por que se sincerase tanto conmigo, aunque la gente me había dicho alguna que otra vez que parecía una chica de confianza no pensé que me dijera todas esas cosas. Asimile todo lo que me había contado, palabra por palabra, sabiendo lo despistada que era tenía que estar segura de lo que me había contado.

- Sinceramente no pensé que estuvieses en tantos líos – dije finalmente mirándole – la verdad es que estas en una situación muy difícil...y ahora entiendo por que no eres de los que se relajan demasiado – suspiré – aunque no sé exactamente los motivos pos lo que estás en los dos bandos... ¿no crees que deberías elegir a quien ayudar?

Nunca había estado en una situación parecida, a decir verdad nunca había pasado por eso, pero a mi entender no era bueno estar en dos bandos porque al final lo único que hacías era quedarte solo y en peligro, y viendo los tiempos que corrían eso no era bueno.