Anatomía de una cita

Por fin estaba en planta. Tenía una nueva habitación la cual esperaba poder dejar pronto para ir a casa. Las vistas desde la ventana eran igual de aburridas aquí.
Un par de enfermeras me felicitaron por mi cumpleaños y me acrivillaron con preguntas sobre la chica tan guapa que se quedó dormida esperando a que yo despertase. Les hablé de Madison y me sugirieron el celebrar una pequeña fiesta intima con ella. Lo que se conoce por una cita pero disfrazada de cumpleaños.
Tenía más movilidad puesto que me quitaron varios cacharros que poco comprendía para qué servían. Una enfermera trajo unas velas y las colocó encima de una pequeña cómoda, me acicalé un poco para estar presentable ante Madison. Mi recuperación, según el equipo médico, estaba siendo asombrosa. La herida de la bala no era muy grave, era más grave mi brazo izquierdo, el cual me fracturé por la caida.
Podía levantarme y andar asi que todo se me haría más ameno. Las enfermeras me consiguieron ropa por lo que quedé bastante arreglado, a pesar de mi brazo vendando.
Esperé impaciente la llegada de Madison, sin querer había preparado una cita y la verdad es que estaba bastante nervioso.

Al oir la puerta bajé las luces rápidamente. No supe qué hacer, si abrirle, quedarme acostado, sentado... Decidí abrir la puerta en plan caballero. Abrí despacio y nervioso cuando encontré que no era Madison, era la enfermera de nuevo. Me trajo dos bandejas de cena. Le di las gracias y ella me dió la bronca porque estaba de pie asi que no tuve más remedio que acostarme.
Cuando por fin se marchó la enfermera volvieron a llamar a la puerta. Me mosqueé, agradecía enormemente los gestos de las enfermeras, pero se pasaban todo el día conmigo.

- ¡¡Adelante!! - Dije con desprecio

Cuando descubrí que era Madison quise morirme, pero esta vez definitivamente - ¡No! No... pensé que eras otra persona... disculpa- Mi voz se paró en seco - Estás preciosa - Dije asustado. Me empecé a poner nervioso - Las, ehm, enfermeras... me han ayudado con las velas y... bueno, me han prestado ropa... - Dije casi tartamudeando.

Destapé las bandejas de plástico - Espero que te guste la comida de hospital. No es tan mala como dicen - Miré intrigado los regalos - Nunca pensé que celebraría un cumpleaños así - Miré a Madison y le sonreí - Hace tantos años que no recibo regalos... ¿me vas a dejar con la intriga hasta que cenemos?

Serví agua en dos vasos de plastico - Esto es... un poco cutre... y embarazoso - Reí - Pues empecemos, no tenemos mucho tiempo. A las once empiezan a apagar las luces, y no sé si estas velas durarán tanto- Dije sonriendo. Después empezamos a cenar. Me encantaba la comida de los hospitales aunque en este momento no me sabía a nada.

[SMS a Madison]

Hola! ¿qué tal? ¿sigues en el hospital o que?

Reí cuando mencionó mis espaguetis - Cuando quieras te los vuelvo a preparar- Madison quería darme lo regalos - ¡Claro! Estoy deseando - Agarré las bandejas y las coloqué en la mesilla de al lado de mi cama

Abrí el sobre y dejé caer lo que tenía en el interior en la palma de mi mano. Eran las llaves de mi antiguo coche. El estómago me dio media vuelta - ¿Ya has conocido a Travis? Seguro que ha sido él el que te ha dado esto

Abrí el otro sobre e hice el mismo proceso. La llave quedó en mi mano - ¿Y esto? ¿Es la llave de tu casa? - No podía creer que Madison me diese la llave de su casa - Lo de las cajas... era provisional, hasta que encontrase piso pero... ¿de verdad quieres que viva contigo?- Cogí su mano y acaricié sus dedos.

- No recordaba como era sentir un regalo - Sonreí, sentía una alegría que hacía que me doliese el estómago - Pues claro que me quedaré en tu casa - Acaricié su pelo y me acerqué a ella. La luz era tenue, perfecta para recordar este momento. Acerqué mi cara a la suya, miré sus labios y miré a sus ojos. Me fui acercando lentamente hasta que la enfermera entró de golpe a la habitación. Me sobresalté y caí de nuevo en la cama. La enfermera dijo que las visitas deberían irse pronto.

Nos besamos. Lo hacía genial. No recordaba cómo era besar a una humana... aunque ella no lo fuese. Fue mi mejor cumpleaños desde aquel en el que me regalaron un triciclo. Madison fue el mejor regalo de mi vida.
Miré la tarta y sonreí a Madison mientras se iba - DIsfruta lo que te queda de noche. Hasta mañana
Odiaba los dulces, me sentaban fatal, nunca los comía. Dejé la tarta en la mesilla y entró una enfermera entusiasmada.

- ¿Ha ido bien, no? - Dijo con una sonrisa exagerada.
- Creo que esto está funcionando mejor que nunca - Dije refiriendome a mi corazón

Después de charlar con la enfermera me quedé dormido casi al instante.