En tierra de nadie

Quedé con Madison hacía ya media hora. A pesar de que llevabamos dos semanas viviendo juntos, hoy no la había visto en todo el día. Ya eran casi las diez y agarraba mi maleta de puros nervios. Decidí entrar al Darkness y esperarla dentro.
Pensé cómo hacer todo esto desde hacía ya dos semanas. Madison y yo estabamos genial juntos por eso creí que hacer esto ahora no nos perjudicaría... o eso creí. Solté en el suelo la maleta y me apoyé sobre la mesa impaciente a que llegara.

Sonreí al ver a Madison entrar. Vino hacia mí y me dió un beso.

- No... solo llevo tres cuartos de hora - Dije riendo mientras miraba el reloj - Parece que llueve mucho ¿no? He elegido el peor día para hacer esto- Me agaché y abrí un bolsillo de la maleta. Saqué un sobre amarillo - Ahora no tengo mucho tiempo. Es la primera vez que te veo llegar tarde y también la peor ocasión - Reí y le mostré el billete - Me voy a Seattle una semana. El taxi vendrá como dentro de quince minutos, si hubieses llegado antes tendríamos más tiempo para despedirnos - Sonreí mientras le cogía la mano.

Sonreí y agaché la cabeza - Sabía que te ibas a poner así... Y no te he dicho nada por eso - La miré a los ojos - Si te lo hubiera dicho antes me acabarías convenciendo o de no ir o de que vinieses conmigo - Reí - Es algo que debo hacer solo. Tengo cabos sueltos que debo atar y si tu estás conmigo en Seattle dificilmente podría acabar - Volví a reir y volví a coger su mano - Debo asegurarme de que por fin soy libre, que ya nada me une a los vampiros. Quiero buscar a mi padre y recomponer lo que me falta en mi vida. Sólo será una semana... Vamos, ven - Le hice un gesto para que se sentara encima mía

Reí - Pues claro que volveré Madison - Nos quedamos mirandonos y sonriendo unos segundos. Nos besamos suavemente durante un largo rato - Te voy a echar de menos... va a ser raro levantarme y no verte a mi lado - Reí - Y espero que tú estés aquí cuando yo vuelva eh... ¿sabes a lo que me refiero, no?

Ya en la puerta sonó el claxon del taxi - Bueno... pues... llegó la hora - Metí la mano en mi bolsillo y saqué un anillo. Era bastante simple, de plata - Es... es para tí - Dije mientras lo sostenía en la palma de mi mano.

Vi su cara y puse cara de circustancia. Me quedé con cara de tonto unos segundos.

- Es... - Cerré el puño rapidamente - Ha sido una mala idea, lo siento... siempre la fastidio...- Guardé el anillo en mi bolsillo y me agaché a abrir la maleta - Ha sido una estupidez, olvidemoslo... -Saqué un pequeño paraguas y se lo di a Madison - Toma, te vas a resfriar si te mojas más. En Seattle llueve mucho, tengo otro en la maleta - Dije algo serio - Dime algo... tengo que irme ya - Dije desesperado.

-Yo también te quiero... te llamaré en cuanto llegue -Agarré la maleta - Volveré en nada - Me acerqué a ella y la besé - Hazme el favor de cuidarte... está diluviando - Sonreí y salí del Darkness. El taxi estaba cerca, con la lluvia y la oscuridad solo se veían las luces del coche. Corrí hasta el maletero y guardé mi equipaje. Me dispuse a meterme dentro del coche y miré a la puerta del Darkness, no veía si Madison estaba ahi. Saqué el anillo de plata, lo miré detenidamente y volqué mi mano. El anillo quedó medio enterrado en el barro. Entré corriendo al coche y nos marchamos al aeropuerto.

Entré empapado al Darkness. Me dirigí directamente a Madison, bastante asustado.

- Maddy... - Dije nervioso, respiraba con fuerza - Esto es serio... y gordo. Esto es muy gordo. Tienes que salir de aquí, conmigo, sin llamar la atención... vamos, por favor - Me acerqué más a ella y le susurré - Es... un vampiro... no sé como manejar esto, me ha dicho que te saque de aquí pero que no te hará daño y que no me matará si lo hago bien... vamos tía...

La agarré violentamente de la muñeca - Esto tiene que ver con Orson, esto es por culpa de Orson - Dije entre dientes - Me han tenido atado durante dos horas mientras Orson estaba aquí, hemos visto como entrabas, como se marchaba él - Dije acercandome cada vez más a ella - No pienso morir por su culpa... ni por la tuya... ni quiero que te pase nada malo, no quiero que pase nada, joder - Dije susurrando, furioso - Asi que no me jodas más y acompañame a fuera

Cuando Travis y Madison, agarré mi bate y me dirigí a ellos. La lluvia hacia un ruido tremendo, Madison parecía furiosa y estaba oscuro aquí afuera. Me puse detrás de Madison, alcé el bate y le di un golpe que la hizo caer al momento.
Travis me miró alucinado, con cara de espanto. Se me avalanzó pero lo reducí al instante, en un mal gesto de Travis, cogí el bate y le di otro golpe quedando él también inconsciente.
Rápidamente los até y amordacé. Metí a Madison en el maletero y a Travis en los asientos de atrás de mi coche.
Conduje lo más rápido que puse hasta el bosque. Saqué un mapa, no encontraba el destino, estaba bastante escondido. Al cabo de unos minutos llegamos a una especie de cobertizo.