Instituto de la Luz (Entrada)

En el cambiante clima del bosque que rodea la costa de Baton Rouge se encuentra este precioso instituto que pertenece a la Iglesia del Sol. Su entrada y edificio central es un lugar bullicioso acompañado por el ruido de los animalillos cercanos al lugar que siempre nos deleitan con su melodía.

El autobús de la Iglesia para exactamente enfrente de la puerta principal de este colorido edificio que refleja todo lo bueno que tiene la luz y la iluminación. Aquí es exactamente donde los Hijos de la Luz comienzan su aventura.

Y alli estaba yo, toda decidida a averiguar como seria pertenecer a un grupo como la Iglesia del Sol.
Nos habian citado en la entrada del instituto para que God Sent nos diera una charla de apertura a la instruccion, pero todavia no habia nadie por alli. Asique espere apoyada en uno de los postes que sujetaban una bandera, la de los Estados Unidos de America.

Ya estaba todo hecho, ahora él era Owen, no era Devon, era una persona diferente e incluso se había teñido el pelo de un color brillante y rubio que, creía, no desentonaría allí. Se pasó la mayor parte del tiempo escuchando las canciones que sus compañeros entonaban llenos de alegría, dispuestos a servir a su raza, la raza humana.

El chico observaba mientras tanto por la ventana, pensativo, evitando que los pensamientos de los allí congregados le influyeran.

Bajó el último del autobús puesto que no tenía prisa alguna y fue junto a todos, a congregarse en la entrada, emocionados ante la llegada de tal eminencia como era God Sent.

Alzando una ceja mira detenidamente a la chica morena y con un cuerpo diez que se abria paso entre la multitud de muchachos que la rodeaban. Algunos silvaban con aprovacion hacia tanta belleza, otros sin embargo ni notaron su presencia. Como el chico que tenia a mi lado, con cazadora de cuero y bastante serio, el pelo rubio brillante y la mirada algo perdida entre tanta gente.
- Parece que van a tenernos aqui mucho tiempo
Comente en alto

Por delante del chico debió pasar alguna afrodita porque todos los jóvenes del campamento aquel estaban silbando, o sin duda los más osados. El chico ni siquiera se había fijado en ella, tenía demasiados temas en los que pensar y el nerviosismo, aunque bien escondido, podía con él.

- Eso parece.- dijo el chico a alguien que había hablado, girándose hacia otra chica. - Con las ganas que tengo de comenzar el entrenamiento.- añadió sonriendo. Volvió su vista hacia el frente y pudo ver la figura estilizada de aquella chica a la que habían silbado, la cual se encontraba en la puerta de un despacho, con su mano en la cadera, de espaldas a los demás.

Y allí, detrás de ella, dentro del despacho pude reconocer la figura del Enviado, el cual había centrado su fría y seria mirada en la chica que había entrado con descaro en su lugar de trabajo allí en el instituto.

- Es él, es God Sent.- Susurró Devon, señalando con su cabeza el lugar en el que se encontraba.

El enviado había pasado parte de la mañana en aquel despacho que habían habilitado para él allí en su nuevas instalaciones del Instituto de la Luz. había terminado de organizar todo aquel papeleo y demás cosas antes de comenzar el curso por activo.

Junto a él estaba su amada pelirroja la cual lucía más que perfecta ante la luz solar y que hacía que Axel esbozara una franca y tonta sonrisa cada vez que levantaba la cabeza de su trabajo.

Pronto se ve alertado por una chica de muy buen ver al parecer por los vitores que varios jóvenes que se habían inscrito en el curso habían emitido. Aquello de que interrumpieran en su despacho con esa soltura y tranquilidad no le gustaba mucho y menos la contestación de aquella chica.

- Me encanta tu ímpetu, necesitamos a gente como tú por aquí, pero uno de nuestro pilares más fuertes e importantes es la disciplina y eso de entrar en un despacho sin siquiera llamar antes para avisar es algo muy irrespetuoso por su parte.- le espetó con una tranquila y arrogantemente sencilla sonrisa.

-No hagamos esperar a los demás.- dijo él, apremiando a la chica aquella mientras la conducía afuera de aquel despacho posando su mano en la espalda de ella. Se giró hacia su pelirroja para decirle mediante gestos que saliera junto a él del despacho.

Cuando God Sent, Hayde y la chica aquella salieron del despacho los ansiosos nuevos integrantes del Instituto se acercaron a ellos, formando un semicírculo perfecto gracias a la labor de los guardias anteriormente entrenados y que seguían a God Sent en casi todo momento.

- Bienvenidos seáis todos.- dijo con una sonrisa perfecta en sus labios. - Por aquí veo caras conocidas.- añadió mientras se acercaba a todos aquellos y empezaba a caminar delante de estos, clavando su mirada en cada uno. - Buenos días señorita Tatum, me encanta verla por aquí.- repuso con tranquilidad.

- Discúlpenme que no me presente.- pidió con tranquilidad. - Soy God Sent, pero, por favor, llamadme GS si así preferís.- comentó, todo aquello era simple teatro y protocolo.

- Quiero presentaros también a la mujer de mi vida, que será mi ayudante personal y subtutora de este curso, la señorita Hayde Levedev.- pidió mientras les indicaba a todos con sus manos quién era. Volvió junto a su pelirroja de nuevo, estando todavía al lado de aquella chica tan impertinente.

- Ahora mi querido amigo Mick pasará lista a todos los apuntados a este curso.- dijo mientras daba paso a uno de sus guardias más queridos, Mick, el cual, aunque viejo, era todo un roble.

Mientras tanto se giró a la chica aquella observándola con seriedad. - Nélida ¿verdad?- dijo señalando con su dedo. - Por favor, únase al resto del grupo.- pidió señalando a aquel semicírculo de personas que estaban detrás de los guardaespaldas.

El instituto de la luz era verdaderamente impresionante, que hasta se reflejaba por completo en sus ojos claros como agua. Al igual que en su mirada se reflejaba el amor que sentía por God Sent, aunque en un principio todo iba mal. Ella se encontraba callada, y más que sonriente a cada rato echándole miradas a la ventana, la cual llenaba de luz el lugar, más que emocionada.

Y ahi estaba la chica, la que intentaba provocar a toda costa, y al oir el sermon que le había dado el amor de su vida, no pudo evitar soltar una mínima risita escondida. Lo siguió fuera del despacho, callada pero sonriente y felíz, con las manos entrelazadas. Escuchó cada cosa que decía el Enviado, y ante el anteúltimo comentario sonrió y se sonrojó, tomando la mano de su amado cuando este se acercó.

_Bienvenidos a todos. - Dijo con algo de timidez pero con una sonrisa sincera y hermosa. Por otro lado se sentía mucho más comoda, ya que la otra chica, "Nélida" llamaba muchisimo mas la atención, por el lado de Hayde la llenaba de nervios que todos la estén mirando.

La pelirroja había aparecido junto al muchacho, mostrando una actitud demasiado tímida para mi gusto. Yo me hubiera soltado y hubiera comenzado a decirles que hacer a esa manga de idiotas a los que llamaban soldaditos del sol. Le hice un gesto provocativo cuando su mano estuvo en mi espalda, y pronto volvió con la enanita, que lucía mucho, mucho, mucho mas joven que yo.

Me dijo que volviera al circulo, e hice un gesto de irritación mientras que me situaba con unos que babeaban, deseandome cada segundo. Escuché la presentación de la Pelirrojita, Hayde, ¿Hayde? Casi me carcajeo. Yo le pondría duendecita, mejor. Tambien escuché los saludos de ella y como le tomaba la mano.

Parecía loca por el sol, pero no me concentré en la enanita. Miré a los demás, uno era rarito, el de la fiesta de Last Bite, y otra humanita, que lucía guapa pero todos babeaban por mi. Egocentrica y vanidosa honradamente.

Escuchó la presentación del enviado, imposible de creer como tenía aquella habilidad y don de gentes que sin duda le era demasiado útil y demasiado peligrosa para los vampiros en general. El chico lo observó con pasividad, serio. Cuando el enviado se puso delante suya pudo reconocer a Axel, a lo que había sido antes de convertirse en un arma todopoderosa.

La rabia carcomió a Devon por dentro, podía haber evitado su creación pero no lo había hecho y ahora sin duda todos estaban en peligro. Cuando el tal Mick dijo su nombre ficticio, Owen, el muchacho levantó la mano en señal de que se encontraba allí.

Se giró unos segundos observando a dos personas analítico. Primero, a la rubia que había comentado aquello sobre que los tendrían esperando mucho rato y luego a aquella chica tan impertinente que no confiaba nada bueno moralmente.

Atenta a todo movimiento vi como salia God Sent por la puerta de lo que seria su despacho, agarrado a una chica pelirroja menudita.
Despues solto el discurso de bienvenida y se paseo delante de todos los asistentes y futuros soldados. Entonces reparo en ella y la saludo.

- Hola GS, yo tambien me alegro de verte

Dije fingiendo una pequeña sonrisa ya que no estaba ni contenta ni jodida por estar ahi, simplemente queria probar algo nuevo y alli me encontraba.
Poco despues aquel tio, Mick pronuncio su nombre Audrey Tatum y ella levanto solo un poco su brazo para que se notara que tambiene estaba presente.

Pronto Mick informó al enviado que todos los apuntados estaban presentes, este aplaudió una sóla vez a modo de aprobación mientras asentía.

-Por favor, escuchadme durante unos minutos si sois tan amables.- dijo, dispuesto a dar su discurso de bienvenida.

-Los siglos pasaron desde el primer vampiro existente y estos no se han erradicado; lo que ha llevado a que, suponiendo que la población vampírica conste según el nuevo censo de más de un millón y todo ellos, aunque consumen sangre sintética, han probado la sangre humana alguna vez y no todas bajo el consentimiento del humano estamos, irremediablemente, perdiendo nuestro mundo. - comenzó, con un tono serio y distante.

- Hermanos... Estamos perdiendo nuestra legitimidad planetaria, siendo remplazados por criaturas de la noche que nos devoran, nos quitan nuestra esencia poco a poco, dándonos una bonita muerte lenta y tortuosa.- continuó. -Yo no quiero que mis hijos, mis descedientes, vivan en un mundo en el que en cualquier lugar, uno de esos seres, ebrio de poder y de fuerza, les consuma la vida poco a poco terminado por acabar con ellos.- protestó mientras contemplaba las caras de satisfacción y aprobación de muchos de ellos.

-¿Estáis conmigo?-preguntó en alto, esperando la respuesta de su gran familia.

Aplaudió falso las palabras de aquel lunático aunqu realmente tenía en buena parte razón diciendo aquello. Él si llegaba a tener hijos -lo cual veía imposible- entonces no querría que estos vivieran cerca de vampiros altaneros que pudieran matarles en un alarde de poder y fuerza.

De todas maneras el joven había entrado allí infiltrado, del bando de los vampiros, aunque todavía no llegara a aceptar con buenos ojos su existencia.

(Habrá que continuar este post xd)

(Sin problema... se me paso xD)

Atenta a todo el discurso de God Sent, se termina de convencer que lo que aquellas personas querian hacer no estaba del todo mal. Desde luego si querian salvar la raza humana. Aun asi no entendia como alguien como Sent, que estaba claro su naturaleza sobrenatural, estaba en contra de razas tambien sobrenaturales.

Entonces aplaudio como todo el mundo a aquel discurso y a la bienvenida de la señorita Hayde que por su miraba se podia notar lo enamorada que estaba del enviado de Dios.

-Bien, comenzaremos por vuestra instalación en el instituto, vayamos así pues a las cabañas.- dijo él con paso firme, caminando delante junto a Hayde, protegido por varios escoltas mientras se dirigía en aquel día tan soleado y caluroso, hacia el habitáculo que compartirían todos los allí presentes.

Estaba orgulloso del comienzo de su trabajo y sin duda lo mostraba con una sonrisa amplia y cegadora mientras caminaba hacia el lugar, escuchando las canciones que un grupo de los allí presentes entonaban en contra de aquellas criaturas denominadas "vampiros".

Tomó la mano de Hayde con lentitud pero con firmeza, mientras se dirigían hacia las cabañas.

(Posteáis todos aquí y luego abro yo en las cabañas okey? )

Aplaudí con emoción al escuchar el discurso del Enviado, y pronto lo seguí a paso algo veloz, tratando de alcanzar su velocidad. Algunos escoltas los seguían de cerca, pero no les presté atención, de todos modos nadie podría arruinar el día de mi amado, ¡Sobre mi cadáver! Seguía con la sonrisa plantada, allí incapaz de retirarse ni un segundo. Pronto el se acercó, tomando mi mano y le apreté ligeramente su mano, en una muestra de cariño. Tomé aire, y avancé hacia donde el me indicaba, ya que yo estaba más perdida que nunca.

(u.u No hay inspiracion, no pague las expensas de imaginacion y me la robaron (????) )