Mi primer invitado?? (Chris)

El taxi paró en la puerta de mi edificio, el conductor en seguida se bajó se su asientro y me ayudó a bajar a Chris del asiento de atrás. Y lo acercó y ayudó a subirlo por las escaleras que llegaban hasta el portal, saqué un billete que tenía en el bolsillo de mi pantalon vaquero y se lo dí. Muchisimas gracias por ayudarme!, por supuesto quedese con el cambio.- Dije al conductor que se volvió para el taxi contento por su recompensa por la ayuda extra.

Chris, ya hemos llegado.- le informé de todo lo que haciamos para mantenerlo espabilado y despierto.

Estuvimos espernado en el ascensor.

Mientras el ascensor subía apoyé mi hombro en la pared y me miré al espejo. Mi cara estaba algo desfavorecida, se me notaban las ojeras y la piel amarillenta.

-Dios... estoy echo un asco-sonreí con dificultad.

Claudine permaneció en silencio hasta que alcanzamos el rellano de su puerta. La abrió lentamente y me recogió del suelo, ya que me había deslizado por la pared hasta quedar sentado.

Me senté en su sofá algo mareado y eché la cabeza hacia atrás. Cerré los ojos unos instantes e intenté relajarme.

Después que Chirs estuviera bromeando de su aspecto en el ascensor, nos dirigimos a mi apartamento, abrí la puerta y le ayudé a llegar al sofá que era lo mas cercano en donde poder descansar.

Te iba a preguntar que si prefieres ir a una de las habitaciones pero veo que estas ahi bien no?,
-me fuí directa a la cocina para coger un barreño y acercarselo. - Por si tienes ganas de echarme la comida.- Dije bromeando. -Quieres una manzanilla o algo para calmar el mareo?- muy hospitalaria.

[ off: me marcho al instituto, esta noche me vuelvo a conectar y te contesto. = ) ]

-No te preocupes, enseguida se me pasa... ya me encuentro mejor.

Claudine asintió, y entonces nos miramos largo tiempo el uno al otro. Me moría de ganas por preguntarle quiénes eran esos vampiros. Atisbé en sus ojos que también ella tenía muchas preguntas que hacerme, pero tampoco verbalizó.

Volví a cerrar los ojos y el sopor acabó conmigo. Dormí largo y tendido durante varias horas. Demasiadas tuvieron que ser, porque cuando abrí los ojos la luz del amanecer entraba por las ventanas.

-¿Pero qué...?-me incorporé rápidamente en busca de respuestas, apenas recordaba lo que había ocurrido. ¿Dónde estaba? Sabía que la noche anterior había estado en el bar y había conocido a Claudine, pero no recordaba exactamente como había llegado hasta aquel apartamento.

Caminé despacio, sin hacer ruido, hasta llegar a una habitación donde sentía una presencia. Una chica dormitaba con la respiración fuerte sobre su cama, estaba destapada, y un suave y sedoso camisón le separaba del frío húmedo de la habitación.

-¿Claudine?-cuando me acerqué descubrí que se trataba de la muchacha que había conocido en el bar.

Me senté en el suelo al lado de la cama y busqué respuestas. No podía haber ocurrido nada malo, ella parecía dormir placidamente. Así que, busqué otras soluciones. Quizá fuera que bebí demasiado aquella noche, sí, debe ser eso. Pero... me extraña que ella haya podido traerme hasta aquí. Los licántropos pesamos demasiado... ¡espera un momento! ¿no habré intentado nada con ella, no? Dios, espero no haberme pasado de la ralla...

Chris cayó redondo en un profundo sueño en el sofá. Asi que sin hacer mucho ruido coloqué mis cosas, me puse el camison y le eché una manta por encima, y le toqué la frente, no creo que necesitara la manta ya que la tenía caliente todavia.

Me puse a leer un libro pero rapidamente mis paparpados empezaron a resentirse y cerrarse lentamente, apagué la luz y me dormí.

Estaba totalmente dormida, no me acuerdo que estaba soñando exactamente, cuando un pequeñisimo olor conocido me despertó.

Ah! - pequé un pequeño chillido al ver al licantropo en mi habitación. Corriendo me tapé la boca con una mano y con la otra me eché la sabana por encima de mi cuerpo.

Ya más tranquila al ver su cara de confusión le pregunte.- Como te encuntras??

Claudine despertó al fin poniendo el grito en el cielo, yo me sobresalté y me golpeé en la cabeza con la mesilla de noche.

-¡Auch!-me llevé la mano a la cabeza para calmar el dolor. Me quedaría un buen chichón.

Entonces, ella pareció calmarse y ante su pregunta contesté:

-Sinceramente, creo que me duele la cabeza y que el corazón casi se me sale del sitio con el susto que me has dado-reí.

Me levanté del suelo y me giré hacia la puerta.

-Perdona que entrara aquí, estaba algo desorientado la verdad-hice una pausa y continué-gracias por todo.

Se metió un buen golpe en la cabeza, con lo que me preocupe un poco, habia retumbado en todo la habitación pero ante su comentario solté una risilla.

Me levanté corriendo de la cama, sin acordarme que estaba en camison y le agarré del brazo. - No te preocupes, solo que no te esperaba en la habitación y me asusté.- dije mientras nos dirigiamos hacia el salon.

Sientate, no tengas prisa, si despues de tener que traerte hasta aqui medio en brazos, quien dice, no me importa que te quedes un poco mas. Quieres algo de desayuno? - dije mientras señalaba a la cocina. Y me dirigia hacia ella.

-Dios no me puedo creer todavía que haya pasado la noche aquí ¿Te he dado muchos problemas verdad? No me parecería correcto que encima me invitaras a desayunar... ¿no me he aprovechado demasiado de ti?-hice una media sonrisa.

Me llevé la mano a la cabeza y me froté donde me había golpeado.

Saqué un zumo de naranja de la nevera, y dos vasos del armario y los puse en la mesa pequeña que estaba junto al sofá.

La verdad es que no me diste mucho el coñazo, pero estaba preocupada por que te veia mal y no te podia dejar alli tirado. Y tu tampoco estabas como para decirme donde vivias. - dije mientras me reia y servia en los dos vasos. - Si hasta llegaste a decir que te habia drogado....Solo tuve el problema de cargar contigo, pero tuve ayuda asiq ninguna molestia, dormiste nada mas llegar.- me volví hacia la cocina,- Asi que si no te puede dejar por ahi tirado mucho menos sin desayunar. Quieres algo de comer? - dije mientras me asomaba por el umbral de la puerta.

-Eh... pues-entré en la cocina y vi todo el tinglado que tenía montado-algo de eso me vendrá bien-señalé al zumo de naranja.

Me apoyé en la encimera y me crucé de brazos.

-Pues si que debió de ser duro... la verdad es que no hubiera sabido decirte donde vivía porque... hace unos días una chica me ofreció vivir con ella, en su... caravana. No tengo llave ni nada, supongo que tendría que esperarla como un buen perrito hasta que llegara. Lo curioso es que simplemente me dijo: "búscate un trabajo y ayúdame con esto, así podremos salir adelante" La gente es muy buena en esta ciudad.

De repente me quedé pensativo, ahora tenía mas deudas que me ataban a esta ciudad. Tenía que pagarlas de algún modo, así que no me podría ir. Y si los vampiros interfieren, tendré que eliminarlos.

Mientras que se estaba confesando y contando su nueva vida en la ciudad estaba preparando unas tortitas, me encata el olor por la mañana de esas esponjosas y dulces crepes.

Pues la verdad si que ha sido hospitalaria esa chica, no se conoce a gente asi, de buenas a primeras, yo nunca pensaria que hubiera traido a nadie a mi casa conociendolo en la misma noche en un bar, y mucho menos para que durmiera la mona en mi sofá, - dije mientras me reia, estaba simpatica recien despierta.- aunque no te preocupes que no te lo reprocho, ni mucho menos asi tengo una excusa para hacer tortitas.- le tendí el vaso de zumo-, toma es para ti, tu como si fuera tu casa.

-Vaya me siento alagado, igual soy yo el que atrae a las buenas chicas-agradecí el desayuno y pegué un trago al zumo hasta dejarlo a la mitad. Estaba seco-. ¿Vives sola?

Mordí una tortita y me supo a gloria, hacía años que no probaba algo tan bueno. Y es que alimentarme a base de ciervos y conejos no había sido demasiado agradable para mi apetito humano.

Puede ser que seas tu, no lo se, aunque no soy tan buena. - dije poniendo cara de mala, aunque sinceramente me salia de pena, y por su cara me entró una carcajada y sonreí ampliamente.

Pues si, vivo solita, me acabo de mudar hace muy poquito, todavia tengo algunas cajas por ahi tiradas. Pero ya las iré colocando poco a poco.
Cogí el plato con la torre de tortitas y mi vaso de zumo y me dirigí hacia el salón. Lo dejé todo en la mesa y me senté en el sofá para tomar nuestro desayuno.

Y bueno, de donde eras tu antes de llegar a este pueblo?.- cogí una tortita y me introduje un trozo en la boca. Tenia un poco de ambre, el olor me había abierto el estomago.

-De muy lejos, más al norte, en uno de los pueblos más fríos que existe. Ya sabes, nuestro calor a veces es incontrolable. Allí tenía mi manada, éramos diecisiete. Mis padres, mis ocho hermanos, y algunos nómadas que acogimos en la familia. Teníamos varias tierras y unas buenas casas, la familia había vivido allí por muchas generaciones, aunque ahora... no queda nada de eso.

Bebí para que el zumo me refrescara la garganta y me despejara un poco. No había contado esta historia hasta ahora a nadie, pero sentía que podía confiar en ella. Al fin y al cabo ella había cuidado de mí como si fuera de su manada.

Estuve callada mientras me contaba su historia, mas tiempo que pasaba con él, mas tiempo me gustaba su compañia, tenia una sinceridad al hablar que me dejaba cautivada, pero en sus ojos habia algo de tristeza y no sabia si debia indagar en ella o dejar que él lo hiciera por sus propia voluntad. Pero tenía que hacer la pregunta.

As dicho que no queda nada?, no quiero entrometerme en tus asuntos de verdad, pero que ha ocurrido?.- dije preocupada, tener una familia y perderla era muy duro, y estar solo por el mundo aún mas.

Tenía que sacar esa agonía que tenía dentro y lo mejor sería compartirla con ella.

-Una noche, nos atacaron esos malditos sanguijuelas, me arrebataron a mi familia de las manos y yo no pude hacer nada-la rabia comenzó a resurgir dentro de mí al recordar el momento-. Vagué convertido en lobo durante un año, tal vez dos, perdí la cuenta. Me pasaba todos los días transformado en lobo, a la defensiva, preparado para cualquier asalto. Les seguí el rastro hacia el sur, debían de ser como siete u ocho de ellos, pero pronto dejé de sentirlos, de repente desaparecieron. Aún así no perdí la esperanza, tenía mucha sed de venganza pero los días avanzaban sin noticias, de tal modo que, fui olvidándome por completo de todo lo ocurrido... Entonces volví a encontrar ese horrible olor que emanaban... y fue lo que me trajo aquí.

Aún no le había contado ni la mitad de la historia, pero por ahora, eso sería suficiente para que me comprendiera. Tal vez, con el tiempo, me atrevería a decirle toda la verdad.

Cada vez que decia una palabra mas de su historia, me iba entrando una pena y compasión en el cuerpo, ya empezaba a entender lo que había ocurrido la noche anterior, y el malestar que le creaba solo la palabra vampiro, pero eso no iba a cambiar mi opinión sobre ellos, o por lo menos de los que me rodeaban, pero si la delicadeza con la que tratar el asunto con él.

Me acerqué hasta él , todavia sentada en el sofá y le pasé mi mano sobre su pelo. -Lo sieto mucho, no sabia que hubiera sido algo tan doloroso. Pero tienes que entender que todo en la vida no es la venganza, aunque en todo momento estes pensando en ella. Disfruta de lo bueno de la vida. - Y ese consejo te lo dije una amiga. - Dije levantandole la cara ya que la tenía mirando al suelo y mirandolo a los ojos .

Aquí tienes una casa en la que venir a tomar tortitas cuando quieras. - dije para animarle un poco. Yo he sido la que le puse triste y yo iba a animarle después de todo.

Un escalofrío me recorrió la espalda al sentir su mano sobre mi. Hizo que nuestras miradas se cruzaran.

No fui capaz de contestar a la primera, el silencio daba por hecho que no sabía como agradecer lo mucho que había hecho por mí. Así que, avergonzado, moviendo los labios dije: "gracias".

Nuestras miradas seguían en tensión, era un momento que no me apetecía romper por nada del mundo. Estaba a gusto con ella, me hacía sentir... ¿feliz?

Él me sostenía la mirada, y eso no pasaba muchas veces. Estaba muy a gusto junto a él, el calor fue haciendo mella en mi brazo, pero no me importó. Mis mejillas empezaman a ponerse rojas, no sabia si era del calor de su tacto o que me estaba ruborizando, por lo que aparte mi mano suavemente de él. Me acerqué ligeramente hacia su cara y le planté un beso en la mejilla.

Lo que te dije antes, aquí me tienes para lo que necesites. - dije cogiendo mi vaso y bebiendo todo el zumo que me quedaba, necesitaba algo fresco para bajar el calor que sentía en el cuerpo.

Me quedé petrificado ante el roce de sus labios y me encogí de hombros cuando su piel fría entró en contacto con la mía. Entonces una sonrisa de satisfacción se mantuvo en mi rostro.

-Parece como si me conocieras de toda la vida-pude decir al fin.

Hubo una corta pausa en silencio. Imaginé que ella sentía lo mismo y que intentaba buscar las mismas respuestas que yo, quizá nos hubiéramos conocido en otra vida, aunque eso sonaba muy irreal.

Entonces me di cuenta de que estaba ruborizada, y fue cuando albergue dudas sobre nuestra relación. Quizá esperase algo más de mí, quizá ese beso significara algo... ¿Y si me equivocaba? No quería perder esta nueva amistad.

Me sentía atraida por él, pero no sabia lo que ello podía llevar. Por eso cogí la botella de zumo y volví a servirme un poco más, queria refrescarme las ideas.

Sonreí ante su comentario y añadí. - Yo también tengo esa sensación, es como si fueras algo cercano a mi.

Al ver ese momento de tensión no quería que se sintiera incomodo por ello, asi que rápidamente le miré de nuevo a los ojos y dije. - Bueno después de esta conversación tan sincera creo que hemos terminado con el desayuno. Si quieres utilizar el baño o algo, dimelo. No hay ningún problema, te puedo dejar una toalla o lo que quieras. - siempre muy amable, como dijo antes que vivía en una caravana pensaba que quizás querría probar una ducha algo más cómoda.

-Oh, no, no, creo que ya es suficiente por hoy-me levanté del sofá y me dirigí hacia la puerta-. Oye, espero volver a verte, además, tengo que devolverte el favor.

La sola idea de no volver a verla, me molestaba. Mi conciencia no descansaría hasta saldar la deuda.

No hace falta que te marches, pero tampoco te voy a raptar - bromeé para que no se sitiera mal.

Oh no no no! No tienes que devolverme nada de nada, solo tienes que volver a visitarme cuando quieras y volvemos a hacer terapia o solo para reirnos un rato, pero ven a verme y te invito a desayunar, comer o cenar vale? - dije mientras le cogía la mano. - Ya eres mi amigo, las puertas de mi casa estan abiertas.

Fuí muy atrevida de nuevo y me puse de puntillas y le planté otro beso en la mejilla, pero esta vez en la otra.- Ten cuidado Chris!

La miré un momento y supe que no podría irme así, tenía que demostrarle que yo también la apreciaba, que agradecía su ayuda. Entendí que mis palabras vacías no ayudarían demasiado, así que, algo avergonzado cerré los ojos y la abracé con cariño. Ella, al principio pareció tutibear, debía de ser por el calor que emanaba mi cuerpo, pero después se relajó y apoyó su cabeza en mi hombro. Durante unos instantes, que me parecieron bastante largos, nos mantuvimos en silencio y abrazados. Y solo el ruido de los coches al pasar por la calle, destrozaba el momento.

Siempre le noté distante al contacto físico, es normal, nos habiamos conocido hace practicamente unas horas, pero yo era muy cariñosa con todos los que me rodean de ahi el beso, pero me quedé petrificada cuando se me lanzó en un gran abrazo de lobito.

Al principio el contacto de su cuerpo era radiante de calor pero enseguida le cogí el gusto que me abrazaran despues de tanto tiempo y mas siendo él. Me acomodé mi cabeza sobre sus hombros y cerre los ojos relajandome por completo y respirando ese olor que emanaba de él. No queria aprovecharme de la situación por lo que me retire un poco, estaba totalmente roja por el calor pero no me importaba.