!AL TRABAJO!

Cinco dias seco. Llevaba cinco dias sin sangre, ni siquiera Tru Blood. Entré al bar con ganas de algún humano, los llevaba notando desde kilometros y cuando por fin estaba dentro respiré hondo, miré a mi alrededor y me dirigí a la barra.
Allí estaba ella, mi nueva mejor amiga... por poco tiempo. Haría lo de siempre, mi método nunca ha fallado. Se componía de una introducción, el planteamiento, dos posibles nudos y dos correspondientes finales. Todo dependía si mi nueva mejor amiga salía vivita y coleando o no.
Me senté en la barra. Afortunadamente no llamé la atención de nadie asi que todo iba a la perfección. La chica no notó mi presencia y pidió un ron con CocaCola.

- Lo mismo para mí - Dije con una sonrisa. La chica giró su cabeza hacia mí instantaneamente.
- Me encanta la CocaCola - Nunca había probado la Coca Cola. Ni pensaba hacerlo.

Pensaba en el tiempo que llevaba sin usar mi hipnosis. Aquella chica parecía rara, me resultaba familiar. Empecé a dudar sobre mi habilidad y que aquella chica parecía dificil. Ya me habia encontrado humanos a los que me resultó dificil encandilar...

Perfecto. La tenía a punto para concluir la introducción. La miré fijamente a los ojos, unos ojos familiares. Creo que si sintiera algo ahora mismo sería pena. Pena porque las cosas se tuerzan y tenga que matarla. Procedí a hipnotizarla.

- Te apetece salir un rato a tomar el aire. - Le dije afirmando con una sonrisa.

De repente la chica bebió de su vaso. Sabía que algo no iba a funcionar. Esto me llevará algo más de tiempo.

- Perdona, me ha traicionado el subconsciente. Quiero decir que hace una buena noche para salir a tomar el aire... ¿que haces en este bar? Yo la verdad es que es la primera vez que vengo.- Dije con picardía.

Bien, no he levantado sospechas. No puedo hipnotizarla... mi victima número cien.

- Sí, soy completamente nuevo... ¿eres nueva en la ciudad? Porque necesitaría una guía... una guía nocturna claro. Trabajo todo el día y solo tengo ocio por la noche...

La intenté seducir, saqué todos mis recursos, pero tuve esa incertidumbre de saber si lo conseguí.

Me sorprendí al ver que la chica accedió con facilidad. El planteamiento estaba claro, salir con la chica del bar, despistarla y dejarla inconsciente de un golpe. No la mataría, solo dejarla inconsciente y con una bonita cicatriz de mis colmillos. No quería empezar de cero con una nueva victima. Quizá su aparente inocencia la salvó de la muerte.

- ¡Genial! - Miré mi reloj y luego a la camarera. Estiré mi mano hasta llegar a una botella de alcohol que la camarera tenía sobre una mesa dentro de la barra. - Me llevaré esto - Guiñé el ojo a la camarera y saqué del bolsillo de mi camisa un par de billetes con los que tendría de sobra para pagar dos rondas más. - Y quédate con el cambio

Puse el brazo de la chica sobre el mío y ella me siguió. - Por cierto, me llamo Judah. ¿Cual es tu nombre?- Al salir del bar el ambiente era perfecto. No había nadie, las farolas estaban esparcidas y con una luz tenue. - ¿Te hace un trago mientras la visita?- Dije mostrándole la botella.

La chica estaba a punto. Le di la botella, a la que le quedaba poco.

- ¿Y si vamos montados en mi coche? - Ni si quiera tengo coche, pero el objetivo era que se bebiese todo por el camino. La agarré de la cintura y la coduje hacia la oscuridad. Seguí pendiente de la botella a la que le quedaba casi nada. - Déjame un poco ¿no? - Le quité la botella y fingí beber de ella.
Al llegar al sitio idóneo la solté de la cintura y ella siguió caminando. El tiempo se detuvo y a sus espaldas le asesté un golpe con la botella en la cabeza. Apenas un segundo se me hizo eterno. No fue un golpe certero,algo detuvo mi ira. Quizá lástima, no conocía tal sentimiento. Tras golpearla no supe si la dejé inconsciente o no.

No acerté con el golpe. No era lástima. La chica se quitó los pantalones y echó a volar. Me quedé asombrado y perplejo. Seguí su recorrido y manteniendo la calma me acerquéal tronco. Sepodía contemplar todo el horizonte.

-Sé lo que eres. No tienes que asustarte... Yo también soy como tú y te identifiqué en el bar... Te he dado el botellazo para comprobarlo... y aquí estás... - Me acerqué más a ella. -Vuelve a tu forma humana... por favor- Dije con tono lloroso. -Yo también soy como tú - Dije mientras me quitaba los botones de la camisa. -Mirame con tus ojos de humano... transformate... - Estaba muy excitado, lo que me daba fuerzas para mi cansancio. No sentí lástima al golpearla, sentí cansacio. Estaba débil y quedaba poco para el amanecer.

Ya justo en frente de ella, me quité la camisa, con la intención de transformarme en animal. - Sé lo que eres... déjame volver a verte...- Dije con la esperanza de volver a verla como humano.

Logré que volviese a su forma y se acercó a mi.

- Soy uno de los tuyos... créeme - Me acerqué a ella y acaricié su rostro. Un intenso magnetismo me unía a ella. Acerqué mi cara a la suya - Déjame que te lo demuestre... - Antes de que pudiera reaccionar le di un fuerte cabezazo. Esa atracción me devolvió en parte la rápidez y la fuerza de vampiro. Se desvaneció y la agarré entre mis brazos. Saqué mis colmillos, le aparté el pelo e hinqué mis colmillos en su nuca, así le costaría trabajo ver sus cicatrices. Su sangre sabia a gloria, era especial, no podía dejar de beberla. Decidí matarla, necesitaba toda su sangre, la quería dejar seca... pero noté un ardor, fiebre. Estaba amaneciendo.
Solté a la chica en el suelo, estaba débil, no debí beber tanto de su sangre. Saqué el móvil de mi pantalón y llamé a Orson, mi... asistente. Tras unos largos segundos de desesperación descolgó.

- Ven a las afueras del Merlotte's. Hay una chica cerca del acantilado. La encontrarás, lleva mi camisa. Está amaneciendo,ven antes de que la descubran y nos maten.

Agarré a la chica y lamí su nuca. Era una sangre espectacular que nunca olvidaría. Le puse mi camisa y la recosté en el tronco. Seguía viva pero estaba débil.

El sol estaba saliendo y corrí hasta casa con la esperanza de que Orson llegase rápido.

El móvil empezó a sonar. Me levanté de la cama y lo cogí. Estaba seguro de que sería Judah, ¿quién si no?. Mientras me hablaba corrí al coche y me puse en marcha. Otra vez la misma historia.

Cuando llegué al Merlotte's los últimos borrachos abandonaban el local. Notaba el olor de Judah entre la vegetación. Corrí hacia allí. Ahí estaba, una preciosa joven tirada sobre un tronco. La agarré y me apresuré a llevarla al coche.
Ya era casi un experto en recoger humanos atacados por Judah. La chica tenía un buen golpe en la frente... ¿qué coño hizo Judah? Suele ser más limpio y eficaz... La chica no mei nspiró mucha confianza aunque estuviera inconsciente.

[Sigue aqui]