Es bueno ver que estás en casa

Justo a tiempo. Prometí a Madison estar solo dos días más en Seattle y así fue. En Seattle todo fue genial, salí exitoso de mis asuntos y creí haber tomado las decisiones para mí.

Llegué a casa de Madison y abrí la puerta algo cansado. Solté la maleta y cerré la puerta. Sonreí pensando en Madison, estaba deseando verla y que ella me viese. Yo estaba diferente, Seattle me cambió, por fin volvía a ser el que era, no un simple pelele. Recuperé mi personalidad por completo.

- ¿Madison?- Eran las dos de la tarde, tendría que estar en casa.

Madison se echó a mis brazos. Nos abrazamos durante un rato mientras yo sonreía - Te he echado mucho de menos - Agarré su cara y nos besamos - Siento todo el lío de Silas... pero ya está todo solucionado... ¡y te veo bien!- Le cogí de la mano y la miré de arriba a abajo - ¿Te encuentras tú bien?

- Realmente lo necesitaba... ¡Soy libre! He vendido todo lo que tenía de Judah y no ha habido problemas con la Alianza con mi libertad. Por fin soy una persona normal, corriente y en paro- Reí - Ah! Te he traido algo- Fui a la maleta y saqué un par de vestidos - Los compré en cuanto llegué a Seattle... ¿te gustan?- Le entregué los vestidos - Seguro que te quedan genial... aunque... ¿estás más flaca? Y te noto un poco pálida... ahora cuentame tú qué pasó con Silas

Escuché y me sentí muy culpable - Tú no tienes nada que ver en esto... Lo siento mucho, menos mal que estás bien - Me acerqué y le di un cálido abrazo - Pero... ¿y Travis? ¿qué hacia allí?... Esto va a ser duro para él, ahora ha perdido su trabajo

- ¿Cebo?... no es muy típico de Silas dar tantos rodeos...- Quedé pensativo - Ya te dije que Travis trabajaba para Judah, pero ahora que he actualizado todo... ¿te acuerdas de Aceldama? Se ha acabado, ya no existe. Travis tenía un buen empleo pero Aceldama no podía seguir sin Judah, espero que Travis tenga algunos ahorros - Dije con rintintín - Lo peor es que tendré que ir a informarle, y como comprenderás no tengo muchas ganas- Sonreí y me froté la cara

- Vaya... - arrugué la nariz - siempre puedes llamarle, si no quieres presentarte allí.
En realidad lo sentía por Travis, sentía que hubiese perdido su trabajo pero sin Judah acabaría sin hacer nada al fin y al cabo, además Orson debía hacerlo - Entonces dices que Travis estaba secuestrado por razones distintas?

- Pues no sé, pero parece que Silas ha perdido la cabeza... espero que lo pillen pronto. Pero lo que importa... - Me acerqué a ella y la agarré entre mis brazos - es que estamos juntos de nuevo- La besé despacio y la miré extrañado a los ojos - Aunque te noto diferente ¿seguro que estás bien? Quizás te estás poniendo enferma - Le toqué la frente dubitativo.

Me quité las zapatillas y agarré a Madison para acurrucarnos en el sofá - ¡Claro! Estoy deseando saber. Estabais en un cobertizo ¿no?... ¿Usó Travis sus visiones como ayuda para salir de allí?- Reí burlandome.

Reí con el tema de los cambiantes - Sí, conozco el problemilla de Travis con los cambiantes - Me alivió que Travis descubriese que Madison era una de ellos, asi se mantendría lejos de ella. Empecé a acariciar a Madison sensualmente - A mi los cambiantes... me parecen muy atractivos - Reí y la besé - Te he echado tanto de menos... - Dije mientras la besaba apasionadamente, casi sin respirar

Seguimos besándonos - ¿Te apetece ir al dormitorio? - Sonreí atractivo - He vuelto con más fuerzas que nunca - Me quité la camiseta rápidamente y agarré a Madison de la cintura - ¿Vamos o qué?

Reí - ¿Quién lleva lenceria para estar por casa?- La abracé y la volví a besar. Me mordí los labios, casi sonriendo, imitándo ese gesto que ella siempre hace. Me desabroché los pantalones y fui hacia su espalda. Empecé a besar su cuello y recorrí su espalda mientras la conducía hacia el dormitorio.

Me quité los pantalones y los dejé atrás. En el dormitorio las cortinas daban una luz cálida, casi anaranjada. Mientras nos besabamos agarré a Madison de la cintura hasta echarnos en la cama - Me encantas... por fin estamos así - Dije mientras besaba su torso hacia su ombligo.

Acaricié el hombro de Madison - ¿Vas a decirme...? - Moví la cabeza para mirarla a los ojos - ¿Qué es lo que te pasa? Estás rara...- Dejé caer mi cabeza sobre la almohada - No sé como tratarte después de lo de Silas

Suspiré y le miré más seria.
- No te va a gustar lo que voy a decir y, sin que sirva de excusa, quiero decir que lo que acabamos de hacer, ha sido increíble y te quiero, Orson. Mucho. Me he dado cuenta en lo mal que lo he pasado en los últimos días, en lo que siento cuando estoy contigo.... Pero - me miré las manos y me puse muy sería - Rompí nuestra promesa y, lo siento mucho. Estoy muy arrepentida - no me atrevía a levantar la mirada, además de mentirosa e infiel, cobarde - Estas en todo tu derecho de enfadarte conmigo, dejarme, lo que sea... pero eso no quita que te quiero como no he querido a nadie y, puede que estuviese confusa, pero ya no lo estoy. Lo prometo. Te quiero solo a ti y, no te lo he dicho antes, porque no quería arriesgarme a perderte sin antes haber compartido esto contigo.
Levanté la mirada despacio, con miedo, como quien espera una bofetada.

Sonreí - Lo... lo sabía - Quité mis brazos de ella y la miré a los ojos - Dilo. No tienes que andarte con rodeos. Dilo ¿qué hiciste?... ¿qué has hecho? - Sabía que algo así había pasado, conocía a Madison y su malestar era la culpabilidad. Quería escuchar las palabras claramente de su boca.