Aparcando la casa

Llegué con la caravana con el sol dando de frente y buena música sonando en la radio. Mientras cantaba pude divisar el resto de caravanas del camping.

"Otro día más en un camping aburrido" pensé mientras aparcaba el vehículo.

Después apagué el motor y abrí algunas ventanas para que se ventilara un pco, aunque el olor a incienso mataba el resto de olores a gasolina y a cerrado que pudiera tener el interior.

Abrí la puerta y durante un minuto observé el exterior. La suave brisa hacia que mi vestido largo de tirantes se moviera un pco y que mi pelo se revolviera ligeramente.

Spoiler:

- Bueno, hogar dulce hogar... aunque sea por un tiempo...

[Comienzo-Introducción]

Mis sentidos me habían llevado hasta aquel lugar desconocido. El denso bosque que había recorrido durante la noche anterior se empezaba a desvanecer bajo mis patas. Los senderos se ampliaban y la maleza disminuía en consideración.

De repente, uno de mis sentidos se activó; un ligero olor desconocido reclamaba mi presencia. Entrecerré los ojos, mientras aspiraba el dulce olor proveniente de algún lugar. Me dejé llevar por el olor, sin ser apenas consciente de mis movimientos, y me deslicé como un fantasma por la pendiente inclinada hacia el estrecho prado donde fluían las corrientes de aire. Me agazapé, muy pegado al suelo, mientras dudaba en el límite del bosque cubierto por los helechos. Y entonces lo vi. Un camping se extendía a lo largo del extenso claro; y, sobre el verdoso césped se avistaban caravanas que se apoderaban del terreno.

Una en especial llamó mi atención. Era aquella de la que provenía ese dulce olor que reclamaba mi sentido.

Me di cuenta de que llamaría demasiado la atención de los humanos si me adentraba en forma de lobo, así que asegurándome de que no era noche de luna llena, volví a mi forma humana en apenas unos segundos.

Me deslicé en silencio por el prado, sin ningún tipo de ropa y con los pies descalzos hasta alcanzar la carabana de la que provenía el olor. Analicé la situación y descubrí que el olor emanaba de una ventana situada en la parte posterior de la caravana. Me asomé con cuidado y me cercioré de que nadie estuviera cerca. Mis tripas no aguantaban más así que introduje la mano por la pequeña ventana y tanteé a ciegas en busca del alimento.

Mientras me estiraba escuché un sonido en el interior de la caravana. Me asomé y, para mi sorpresa, se trataba de una mano buscando algo.

"Pero qué..." pensé antes de caminar hacía la parte de atrás para ver quién era el que quería robarme.

Para mi sorpresa se trataba de un tio desnudo, auqnue tenía que reconocer que poseía un buen cuerpo. Pero lo que más me sorprendió fue su olor. Desde que me transformaba tanto había adquirido cierta finesa en mi sentido olfativo, por lo que pude roconocer ese olor, además de que ya había visto a esa persona desnuda más veces y esra imposible no reconocerlo.

- Chris??

¿Qué? Me acurruqué rápidamente sobre mí mismo. ¿Sabe mi nombre?

Durante unos segundos largos permanecí con la mirada puesta en mis pies descalzos, no quería levantarla, me avergonzaba de mi estado.

—Lo siento… yo no quería…—no me atrevía a levantar la cabeza y averiguar que persona había dicho mi nombre.

- Hey Chris - me acerqué a él - tranquilo... quieres mirarme, soy yo Aerith

Me asomé por unas de las ventanas y desde allí cogí una manta que utilizaba para cubrir el pequeño sillón que había. Después se lo coloqué por encima

- Cielo este es el último lugar en el que esperaba encontrarte

Elevé la cabeza por encima de mis hombros y me topé con aquella mirada. Una mirada desconocida pero que a le vez me era muy familiar. Indagué en mi mente en busca de algún indicio que me relacionara con aquella joven, pero no encontré nada, estaba vacío.

De repente, mi estómago rugió y mis sentidos volvieron a activarse.

—Tengo hambre… —recordé.

- Vamos entra - dije llevándole hacía el interior de la caravana. Allí le senté en la mesa y luego me puse a rebuscar algo de comida.

"Dios necesito dinero para hacer la compra" pensé cuando noté que me costaba encontrar algo de comer.

Por suerte dentró de la pequeña nevera todavía quedaba algo de la comida que había cenado, así que la saqué la calenté unos minutos y luego se la puse delante.

- Anda come

Sin mediar palabra me comí todo lo que había sobre el plato como si se tratara de una presa a la que acabara de capturar; con manos y dientes. Casi no cabía respiración entre bocado y bocado.

Cuando hube terminado no pude reprimir una mirada de gratitud hacia aquella joven.

La manta que me había puesto para cubrirme hacía unos minutos, yacía ahora sobre mi regazo, tapándome la mitad del cuerpo.

—Muchas gracias—le dije—¿Cómo puedo devolverte el favor?

- Supongo que todavía no te acuerdas de mi.... - cerré la puerta para que nadie me viera - espero que esto te refresque la memoria... aunque se supone que incluso me has visto con aspecto humano...

Antes de que el chico pudiera decir nada me transforme en perro, el ser que siempre usaba para correr libre por los bosques.

Le miré unos minutos, fijamente esperando que se acordase ahora.

Contemplé como la muchacha se transformaba, con lentitud, en un Collie de suaves cabellos dorados. De repente, tuve un pequeño hormigueo que me recorrió todo el cuerpo.

—Tu aspecto, me resulta familiar, pero no consigo recordar tu nombre—dije algo decepcionado—. ¿Cómo te llamas?

Después de las palabras volví a transformarme.

- Aerith - dije mientras me ponía de nuevo la ropa - tener que transformarme y luego quedarme en pelotas delante tuya para que me recuerdes...

"Hay que ver lo que haces por un tio bueno..." pensé

Cuando la chica se estaba vistiendo de repente me vino una imagen a la cabeza; Los dos estábamos acostados sobre la hierba húmeda y nuestros cuerpos se enlenzaban con elegancia y armonía.

—Espera… creo recordar algo…

Ella pareció satisfecha.

—Pero… está muy borroso—me llevé las manos a las sienes—, no es que te haya olvidado… he pasado mucho tiempo convertido en lobo y me he enfrentado a demasiadas cosas ahí fuera.

- Sinceramente espero que no te olvides de todas las chicas con esa facilidad - finalmente me senté al lado, apoyada en la mesa

Suspiré y luego recordé que Chris estaba desnudo

- Creo que necesitarás algo de ropa... por lo menos si quieres siguir por aquí

—Sí, la verdad es que no sé ni donde estoy, no llevo un duro encima y ni si quiera sé a dónde ir. Pensaba vagar y vivir como un simple lobo, aunque mi lado humano siempre me estuviera llamando, no pretendía acercarme mucho a los humanos. Hoy, no me he podido resistir.

Apoyé la cabeza y cerré los ojos unos instantes, deseando disfrutar de ese momento de paz.

- Bueno aquí puedes quedarte cuanto quieras, siempre que no te transformes en lobo y vayas por ahí haciendo daño a nadie

Me levanté y luego busqué entre algunos cajones que encontré, por suerte aún tenía algo de ropa de Eric, así que la saqué.

- Toma, esto debería servirte - dije entregándole la ropa - no es que me importe que vayas por ahí desnudo, pero seguro que a los vecinos no les hará demasiada gracia

Sonreí y acepté la ropa. Me vestí y observé con detenimiento la caravana.

—Es un buen lugar para vivir, es acogedor y hogareño, pero… ¿Has dicho que puedo quedarme aquí?-quise asegurarme de que no había oído mal.

- Si, puedes quedarte aquí cuanto quieras, aunque deberías ayudarme a llevar esto

Cuando estuvo vestido le miré, era incluso ifual de atractivo con ropa que sin ella, aunque claro sin ella llamaba mucho más la atención.

- La ropa te queda bien, deberías probar a ponertela más a menudo

Una vez más volvió a arrancarme una sonrisa.

—Bueno, hace tiempo que no uso mis habilidades como humano, pero te ayudaré en lo que pueda—miré el plato que yacía sobre la mesa—empezando por lavar esto.

- También deberías busccar trabajo, si no recuerdo mal tienes un apetito voraz, este pueblo es pequeño seguro que hay algún sitio para tí por aquí - dije sonirendo - yo tengo que ir al Merlotte, he quedado con el propietario para un entrevista de trabajo

Cogí una chaquetilla de lana bastante ligera de color marrón.

- Bueno te veo después vale?

Dicho esto me acerqué a él le di un beso en la mejilla y salí de allí despidiéndome con la mano.

Asentí en silencio y abandoné la caravana para dirigirme hacia el centro. En donde tal vez podría encontrar solución a mis problemas.