Diario de Travis

Seattle, algún día de Noviembre

No sé muy bien como empezar esto, no soy bueno contando mis cosas y aparte no tengo mucho que contar, llevo en el hospital tantas semanas...
Escribo en este cuaderno por recomendación de mi terapéuta, la fantástica aunque a veces fría Debra Forbes que seguro sonreirá con su perfecta y cara sonrisa cuando lea esto.
Al parecer mi memoria parece estar un poco estropeada después de tantos ataques y escribir un diario puede ayudarme, pero como esta es la primera vez que escribo haré un breve resumen de mi estancia en el hospital.

Desperté aquí, en esta misma habitación, con un fuerte dolor de cabeza, nauseas y un sabor de boca realmente indescriptible. Pasaron unas horas cuando me enteré que me habian operado, que yo habia firmado los documentos para la operación y que mi hermanastro se habia ocupado de los de ingreso. Yo no recordaba apenas nada, solo recordaba a Madison.

Al día siguiente por fin pude verme en un espejo. Tenia un buen vendaje en la cabeza y estaba muy flacucho. Bueno, aún lo estoy, he perdido mi forma física, dejé la silla de ruedas hace un par de semanas y apenas me quedan un par de días para terminar la rehabilitación y que me den el alta.

A día de hoy no me he acostumbrado a verme con tan poco pelo. Dicen que así me queda bien, que parezco un militar pero no termino de verme.

Hoy he tenido mi última sesión con Debra. Me ha ayudado bastante, me ha abierto los ojos con los que por cierto veo perfectamente después de todo este lío de hospital.
Debra me ha hecho ver que nada es definitivo, que se puede hacer borrón y cuenta nueva cuando uno quiera. Y eso es lo que voy a hacer. Volveré a Englewood y me quedaré allí. Empezaré mi vida de nuevo y me centraré en ser feliz, vivir en tranquilidad.

Lo de estar tan delgado me preocupa mucho, estoy todo el día pensando en ello. En cuanto esté en Englewood me dedicaré a recuperar mi cuerpo. Quiero tener un nuevo trabajo y un nuevo apartamento. Tengo una buena cantidad de dinero asi que lo primero que haré será comprarme un saco de boxeo y una tabla de surf. Estoy deseando salir de Seattle.

¡¡¡Por fin me han dado el alta!!! Orson me ha acompañado en todo momento, estamos en el tren de vuelta. Mi relación con Orson se ha vuelto rarísima. No entiendo por qué me ayuda tanto... yo solo agradezco su atención, pero nada más. Mi terapeuta me dijo que si él no mostraba acercamiento yo tampoco debería hacerlo, que ya hice suficiente todos estos años, pero después de lo de Madison... no sé, no lo entiendo. Orson se pasa el día callado, como si fuese mi guardaespaldas o algo así. Ni me atrevo a preguntarle por Madison, otro tema bastante peliagudo.

Todavía sigo pensando en Madison, pero he logrado pensar en ella como una amiga... o eso creo, o eso quiero creer... no sé, es confunso, no se que opinión guarda ella en todo esto. Debra me dijo que lo mejor era llevar el tema con naturalidad y honestidad, poner las cosas claras antes de hacer nada, asi que no sé como reaccionaremos si nos volvemos a ver, desde luego espero estar más presentable entonces.