Consecuencias.

- Genial entonces, prueba superada- Probé un par de bocados - La verdad es que más buenos que tus macarrones si que están- Dije riendo.

- Comer reconforta. Cuando alguien está triste lo mejor que hay es un buen atracón. - Seguimos comiendo. - ¿Quieres que me quede esta noche?- No sabía con certeza si Madison quería que me quedase en su casa o pensaría que yo era un abusón.

No supe muy bien que quiso decir. ¿Que significaba que le daba igual? ¿Sí o no?

- Yo tampoco confiaría en mí, te comprendo- Seguí comiendo los espaguetis.- Llevo más de 15 años sin tener amigos de verdad. No sé si dejaría a un chico que conozco desde hace menos de una semana entrar a mi casa - Me llevé otro bocado a la boca - Pero te digo que más mal que he hecho hasta ahora... no puedo hacer.

- Me mataría a mi mismo si intento hacerte daño - Sonreí - tenlo por seguro- Solté el tenedor, estaba lleno. - ¿He dicho yo que seamos amigos?- Dije riendo - ¿eso es lo que quieres ser? ¿mi amiga? Pues vaya - dije bromeando. Me acomodé en la silla. - No creo que seamos amigos... somos otra cosa. Confiamos el uno del otro de una manera sobrehumana, a eso no se le llama amistad. Es algo que no tiene nombre. Al menos yo confío en tí así.

Recogí lo que quedaba de mesa - Ponerle nombre a las cosas ha causado bastante comeduras de cabeza en la historia del mundo - Dije divertido - Si te defraudo... te doy permiso para que rompas mi colección de vinilos - Extendí mi mano - ¿Trato hecho?

Me acerqué a fregar los platos con ella. - ¿Y que pasa si me defraudas tú? - Pregunté mientras ella llenaba de agua el fregadero. - Parece que tenga que ser yo siempre el malo de la película. Pero la atractiva joven buena y cándida resulta ser la mala al final de la película. Por lo menos de las peliculas malas de la televisión - Dije bromeando

- La verdad... no lo sé. Cuando me defraudes te lo diré - Dije sonriendo.

Suspiré y fregamos los platos. Ella los enjabonaba y yo los enguajaba. Estabamos en silencio, me pasaba los platos con delicadez, nos rozabamos las manos. Me estaba poniendo muy nervioso. - ¿Por qué no vas y te das una ducha? Ya acabo yo de fregar - Dije apurado.

Terminé de fregar los platos y fui a la habitación de Madison a por mi mochila. Saqué toda mi ropa y la puse sobre la cama. Sabía que la casa tenía otro cuarto de baño asi que con un poco de cara, decidí darme una ducha.

Tras la ducha me puse ropa limpia y la sucia la metí en una bolsa que encontré en la cocina. Solía dormir con el pantalón de pijama, pero no tenía ninguno, asi que me vestí con ropa de diario. No sabía qué iríamos a hacer después de que Madison se diese el baño. Me tumbé en el sofá durante un largo rato. Madison llevaba bastante rato dentro del baño asi que me acerqué a la puerta.

- ¿Madison?- No se escuchaba ningún ruido. - ¿Madison? ¿Estás bien?

Madison salió por fin del baño. - Joder, pensé que te habías quedado frita dentro de la bañera - Respiré aliviado. - Espero que no te importe, pero me he dado una ducha - Dije tocándome el pelo mojado. Noté su olor, la cogí del brazo y le olí su hombro - Me encanta la vainilla - Sonreí. Me di la vuelta y fui a recoger la ropa de encima de la cama.

- ¿Sabes? Ahora que llevo horas sin Judah al lado... me siento mejor.... - Era verdad, el estar bajo la influencia de Judah me nublaba la mente. Ahora estaba más despejado, me sentía mejor, mis sentidos estaban más vivos y veía de otra manera a Judah. - Mientras me duchaba he estado pensando que voy a comprarme una casa. Para dejar a Judah. No creo que pase nada malo si vivo en otra casa... Si me fuese de la ciudad los vampiros se me echarían encima mía - Dije mientras me lo imginaba. - ¿Qué te parece?- Miré con una sonrisa a Madison.

- No, no. Una casa aquí. No puedo estar lejos de Judah, hay vampiros que nos vigilan para que tanto Judah como yo cumplamos nuestra condena - Dije asqueado.

Vi que Madison preparaba su ropa. - Voy al salón. Te dejo que te vistas tranquila...

- Tenemos una relación de confianza... ¿Te vale ese nombre? No se puede ir al traste tan fácilmente- Bostecé, empezaba a tener sueño. - Mirame, me he vestido para quitarme la ropa dentro de un rato- Reí - Tendría que haber echado un pijama- Me froté los ojos.

- Bueno, no me has dicho qué te parece lo de mi independencia

- Judah... no es un monstruo - Me puse serio - He conocido peores personas en este mundo - Me acomodé un poco en el sofá y volví a bostezar. - Estoy reventado... ¿dónde duermo esta noche? Te prometo que mañana busco piso, no quiero molestarte más- Dije mientras me fortaba los ojos.

- Tampoco quiero ser un gorrón...- La verdad es que la casa de Madison me encantaba. Y Madison era encantadora.

- No, no, no hace falta que traigas nada - ¿Un pantalón de su padre recién muerto? No, gracias. Me levanté con la intención de irme a dormir. Agarré a Madison de la mano y le di un beso en la mejilla. - Duerme bién. Si necesitas cualquier cosa, hablar en mitad de la noche o lo que sea, no dudes en llamarme, eh

Sonreí, con sueño y me fui a dormir.
En la habitación de invitados fui directo al sofá. Me quité los pantalones y los dejé encima de una silla. En el sofá había una manta, olía a Madison. Me tapé y caí dormido al instante.