El después.

Desperté rodeado de tubos y cables. Una enfermera flacucha y fea me quitó un tubo dela boca, no entendía nada ni tampoco sentía. La enfermera me hablaba pero no la entendía, no le presté atención. Poco a poco fui recuperando la consciencia. Sentí frío.

- Parece que ya estás más entonado - Dijo la enfermera. - Hay una chica ahi fuera que quiere verte, ¿le digo que entre?- Asentí con la cabeza. La enfermera abrió la puerta y dijo algo en voz alta, supongo que a otra enfermera.

Estuvo tocando algunos aparatos que tenía al ladohasta que entró Madison.

- Os dejo solos - Me dijo adiós con la mano y sonriendome.

Miré a Madison y intenté sonreir.

- He... aprendido una lección - Dije con voz baja y débil - Nunca digas nunca

- Me siento... vacío. Me siento extraño. Es la primera vez que estoy herido y un vampiro no me da de beber su sangre. - Miré por la ventana y comprobé que era de día, parecía temprano. - Me han dicho que me han disparado... ¿quién ha sido? Ya es la tercera vez que me disparan- Miré a Madison y sonreí.

- Me están drogando, no me entero muy bien de las cosas... Solo tengo una pequeña molestia-Miré al techo unos segundos. - No tienes que sentir nada, no tienes nada que ver... Soy yo el problematico. No sé que mas me puede pasar... Pero lo peor es que te estoy jodiendo a ti también- Agarré su mano mientras estaba en mi pelo. - Ahora que tu padre ha muerto... ¿te irás a Los Ángeles?- dije con cierta pena.

Miré a la ventana decepcionado. Judah estaba preparando algo muy gordo y no quería que Madison estuviese en peligro pudiendo yo salvarla.

- Tienes que salir de la ciudad... Pronto Judah actuará y este sitio será el Infierno. - La miré fijamente angustiado - ¿Dónde fue Judah cuando me dispararon? Siento un poco lejos esa presión en mi cabeza... - Miré de nuevo al techo y suspiré - ¿Cuando saldré de aquí? Tengo que volver a casa

Me quedé paralizado. No sabía si era cierto o era el efecto de algún tranquilizante.

- Ha muerto... - Bajé la mirada para luego cambiar mi cara y dibujar una tímida sonrisa - Deberías irte, estás muy suciay pareces cansada.... Necesito estar un rato a solas- Quedé callado un instante - ¡Oh! espera... ¿dónde está ahora Devon? Me gustaría que viniese a verme... ¿puede decirselo cuando lo veas?

- Claro, ven si quieres... por qué no - Dije mientras miraba a la ventana.

Me sentía raro. Creí estar triste, pero no lo estaba. Tampoco estaba contento, sólo un poco desanimado. Empecé a recordar cosas, como el contrato que Devon firmó. Ni siquiera yo sabía lo que verdaderamente ponía. Me puse a pensar en lo que pasaría con la mansión de Judah, Aceldama; en que Silas vendría a verme ahora que Judah no me protegía... ¿quién me protegería ahora? ¿quién sucedería el cargo de Judah? Supliqué al cielo que los vampiros se olvidasen de mí de una vez por todas, ser libre de nuevo.

Llegué al hospital en cuanto me enteré de lo de Judah. Una enfermera me dijo que no podía entrar a la habitación porque ya había una persona dentro, que teníamos que entrar de uno en uno. Dejé mi maletín en el suelo y me senté a esperar.
Al fin una chica salió y rápidamente me levanté . La chica se dirigió a mí.

- Perdona... ¿vienes a ver a Orson?- Dijo algo intrigada. Me quedé pensativo.
- Soy de la Alianza vampírica de Seattle ¿Eres Taylor, su mujer?

- ¡Aah! Eres Madison - Abrí rápidamente mi maletín y saqué una carpeta con documentos. - Perdona, me equivoqué de persona... disculpa pero estoy un poco nervioso - Saqué un folio y leí detenidamente - Vale, es verdad, Orson no está casado, eres una conocida entonces ¿no? - Suspiré.

- Es una situación terrible para Orson pero tengo asuntos pendientes con él... El destino es así de caprichoso, nos ha querido juntar a dos personas que somos incompatibles... y bueno, no suelo hablar tanto, estoy un poco nervioso, creo que debería entar ya - Dije mientras guardaba la carpeta y cerraba mi maletín.

- En cuanto vea mi cara querrá que me marche- Sonreí - Pero tenemos cabos que atar ahora que... bueno, ahora que alguien importante ha muerto. Asi que... voy a verle - Entré en la habitación sin hacerle mucho más caso a la chica.

Al abrir la puerta se pudo oir un "joder!" de Orson. Al cabo de veinte minutos salí, no muy contento. Mi estancia en este pueblo sería más larga de lo que yo esperaba. Busqué a la chica con la que estuve antes, Madison, dudaba si aún seguría por el hospital. Orson me contó todo lo que necesitaba saber de ella, incluso dónde vivía.

- Sí - Dije tajante y serio. Comprobé que era Afry, no la veía desde que Judah la trajo a casa. Me sorprendí bastante, suponía que me odiaba y este sitio era el último lugar donde esperaba verla.

- ¿Afry? ¿eres tú? - Pregunté aunque evidentemente ya sabía que sí que era ella.

Sonrei algo incomoda por la situacion, no era facil ni para mi, pero estaba preocupada por ese chico. Pense que veria en la habitacion a Maddy pero no era asi, ellos pasaban mucho tiempo juntos ultimamente.

- Soy yo Orson...

Me quede cerca de la puerta, no avanzaba

- Como te encuentras?

Me sorprendí bastante cuando la vi entrar, parecía preocupada por mí.

- Estoy... bueno, estoy en una cama, me han disparado... Pero me encuentro bien - Estaba muy incómodo por su presencia.

- ¿Qué...? ¿Qué haces aquí exactamente? Creí que me odiabas después de lo que te hice