I try to made myself believe (Hayde)

Llegó con extrema rapidez cruzando el lago junto a su presa a su mansión. Por suerte el chico contaba con un buen sótano que era confortable y tenía lo básico. Bajó junto a ella de la mano al sótano saludando a varios guardias que se encontraban a lo largo de la mansión y llegó a una habitación subterránea sin ventanas pero que estaba perfectamente decorada y amueblada.

- Necesitas un ataud o algo?- le preguntó rápidamente, dándole un corto beso para continuar con aquella ilusión. - Aquí sólo tengo esta cama pero si quieres para mañana tengo algo que te resulte más confortable.- dijo haciéndose el poco entendido.

Observó desde lejos su hermosa mansión, por dentro era tan lujosa como su casa, la llevó hasta un sótano, muy bien decorado. Se sentó sobre la cama aún de la mano.

_No, no soy tan mortal, una cama está bien. - Sonrió, ladeando un poco la cabeza. Separó sus manos lentamente, aunque no quería. Siempre en su bolso llevaba algun libro, por si no estaba entretenida con otra cosa, y agradeció tener un bolso grande lleno de cosas.

- Me alegro de que veas todo a tu gusto.- esbozó una franca sonrisa, falsa pero tremendamente fingida de una manera excelente.

Se sienta junto a ella en la cama, pensativo. - Creo que tendrás ganas de descansar un poco no?- le preguntó observándola en todo momento.

_Sí, creo que si. - Dijo mirando hacia el techo, pensando en las miles de cosas que debía hacer, también pensaba en que le sucedería a la AVL con tantos problemas. Pronto recordó el sabor de la sangre, la primera sangre humana que había probado. Le estiró el brazo, quería saber que causaba si el bebía de ella. - Tu permitiste que beba de ti, te toca. - Aclaró sonriendo y acercándole su brazo.

Observa el brazo todavía sin sangrar de ella y cuando ella le ofrece su sangre el chico sonríe y luego su expresión cambia por completo, estando totalmente serio.

- Hayde, no he sido del todo sincero contigo.- claro que no lo había sido, no le había contado absolutamente nada real. - No soy un simple humano.- le explicó asintiendo lentamente, mientras dejaba que aparecieran aquellos dos colmillos que eran idénticos a los de los vampiros.

El chico se arrodilla en el suelo, apoyándose en una pierna mientras sostiene el brazo de ella. - Puedo?- preguntó fulminándola con la mirada dejando al descubierto parte de sus colmillos vampíricos.

_No has sido sincero, pero ahora lo estás siendo, así que disculpa aceptada. - Vió como se arrodillaba enfrente de ella sosteniendo su brazo. También observó con atención sus colmillos y luego cerró los ojos, mordiéndose el labio inferior y asintió lentamente, apretó la almohada cuando algo punzó su brazo, y le hizo hacer correr un escalofrío por todo su cuerpo.

Tomó de la sangre de ella, sin duda aquella noche había tomado demasiado y aquello lo extasiaría y marearía durante un buen rato. Cuando sintió que ya era suficiente terminó por chupar la herida lentamente con su lengua y luego hizo igual con sus dientes, intentando capturar toda la sangre vampírica posible. Se sentó alí abajo, sin siquiera levantarse y sentarse en la cama junto a ella.

- Gracias.- dijo, mientras sus colmillos desaparecían por comleto de su boca, dejando paso a sus dientes. Se levantó con algo de dificultad, sin duda se estaba mareando. - Demasiada sangre creo yo.- dijo mientras se llevaba una mano a la cabeza, cerrando ambos ojos con fuerza, intentando auyentar el dolor.

Se mordió el labio con mucha fuerza, escondiendo su cara entre sus cabellos, estaba doliendo bastante, pero quería esconderlo para no bajarle el humor. Rápidamente se paró y lo sostuvo, de un movimiento lo dejó recostado y se sentó junto a el, apoyando la cabeza en la escala de madera de la cama.

_Te mejorarás, solo un poco de jarabe de cariño y pastillas de besos. - Sonrió ligeramente, echándose a su lado y besando su mejilla.

El chico sonríe lentamente aunque aquellas cursilerías no funcionaran con él tenía que hacer un esfuerzo, de momento, para que su plan fuera bien. Pronto siente algo extraño para lo que no estaba preparado. Él siempre se había alimentado de vampiros ya muertos y el alimentarse de uno vivo le había abierto las puertas a lo delicioso que sabía la sangre de vampiro vivo. O era aquello o simplemente era que la sangre de ella le era algo diferente a la de los demás, no sabía.

Siente aquel beso en la mejilla y se acerca a ella, en busca de sus labios.

Observó como se acercaba, buscando los labios de Hayde. Rápidamente le concedió el gusto y lo volvió a besar, esta vez estirando un poco el labio inferior del muchacho. Soltó sus labios de a poco, y su mano fué hacia su cara, para acariciar su mejilla. Pronto la sonrisa fué bajando y sus ojos pestañearon muchas veces, cerrándose. Recostó la cabeza contra el chico.

_Te... te quiero. - Susurró, antes de caer en un estado de sueño.

Dejó que ella se durmiera, pensativo todavía mientras todo le daba vueltas. Ahora en cuestión de segundos tenía que dar comienzo aquella misa y luego tenía que organizar todo. No necesitaba descansar, le era inpensable. El chico se movió lentamente del lugar, dejando que ella reposara. Al lado le dejó un mensaje escrito en una hoja, advirtiéndola de que tenía que ir a trabajar y que, bajo ningún concepto saliera de aquella habitación antes de su vuelta por seguridad.

Así pues con dificultad se fue arriba, dispuesto a comenzar su día.

Ya era la tarde, tantas horas durmiendo la marearon. ¿Donde estaba? ¿De quien era el hogar? Luego todo vino a su mente cuando tomó la nota y la leyó con atención. Luego situó la hoja de papel a su lado, levantándose de a poco, y peinándose sus rebeldes cabellos chocolate. Soltó un quejido lastimero cuando notó que le dolía la espalda, y buscó algun lápiz. Por fin encontro un lápiz de su bolso, y detrás de la nota, comenzó a dibujar el rostro perfecto, con unos ojos azulados.

Spoiler:

Un ruido la hizo esconder con sus brazos su dibujo, y se abrió la puerta repentinamente.

El día había sido completamente matador. El chico había tenido que lidiar con un par de personas de su organización que parecían discrepar con sus objetivos por lo que había acabado con ellos rápidamente.

Además había tenido tiempo para matar a un grupo de vampiros que le estaban comenzando a ser muy molestos. Cansado y con un terrible dolor de cabeza entró en aquella habitación del sótano disfrazando su cansancio y dolor con una simple y feliz sonrisa.

- Buenas noches.- dijo él, observándola mientras escondía algo tras sus manos. Se acercó a ella y le mostró un ramo de rosas rojas que había cogido en el jardín de su mansión.

Sonrió tan rebosante de alegría que ni bien se paró tomó el dibujo entre manos y lo abrazó, seguido de un beso en sus labios, entregándole el dibujo.

_No soy buena dibujante, pero tu rostro tan perfecto me inspiró. - Admitió, tomando las rosas con una hermosa sonrisa. Lo besó de nuevo, abrazándolo aún con un brazo y oliendo las flores predilectas. Pronto comenzó a sentir sus sentimientos, estaba fatigado con el día algo gris. - Es extraño, puedo percibir que estás cansado. ¿No quieres un poco? - Dijo, algo extrañada por lo primero, pero luego esbozó una sonrisa, se sentó en su cama pasando los dedos por su cabellera y luego extendió el brazo con los dos "agujeros", eran grandes, de unos colmillos poderosos.

Sonríe con simpleza mientras observa el dibujo, sin duda era él y admitió mentalmente, con tremenda arrogancia, que sin duda era algo fuera de serie y que era un auténtico cuadro de belleza.

- Gracias Hayde.- dijo él mientras levantaba la vista, entornando la cabeza cuando escuchó aquella proposición.

- Si, ha sido un día duro.- comentó. - Esta mansión se mantiene sin dinero.- añadió mientras observaba el lugar. - No, no quiero molestarte más.- negó, aunque sin duda quería y dentro de unos días de atiborraría de ella.

_Sí, bebe, a mi no me preocupa, y dá fuerza. No quiero verte mal. - Rogó, dándole un pequeño beso en la mejilla y volviéndole a ofrecer su brazo. - Ha sido un dia duro para ti, lo siento y aunque es muy extraño, se que estás fatigado, a mi nunca me va a molestar ponerte felíz, es más, me pone felíz a mi verte sonreir. - Admitió, soltando un suspiro romántico, y una sonrisa. - Y... yo.. no se por qué, ayer te conocí pero ya te quiero, y mucho, es inexplicable. - Comentó, apoyando su frente en la palma de su propia mano con sus finos dedos entre sus cabellos color Frapuccino.

-Gracias.- dijo él asintiendo mientras se arrodillaba de nuevo sacando sus colmillos.

No podía negarse a su sangre, le era demasiado valiosa y deliciosa y así recuperaría fuerzas. Mordió aquella antigua incisión tomando un poco más de ella, casi con desesperación. Había sido un día matador y sólo quería tener más energías. Aquello lo ayudaría.

Sintió que una buena parte de su sangre iba directo a la boca del chico, entonces para no apretarse el labio inferior, tomó un mechón de cabello, el más rizado de sus cabellos y tiró un poco de el. Suspiró, con bastante fuerza y cuando acabó soltó su cabello y se tranquilizó.

De nada. - Respondió con una linda sonrisa.

El chico se alimenta con tranquilidad, ahora ya acostumbrado y para nada mareado. Se suelta de ella, no quiere hacerle demasiado daño, para algo es su "invitada". Se sienta en la cama de aquel lugar junto a ella. Le agradece todo aquello con un pequeño beso, siguiendo a la perfección su plan.

-Dormiste bien?- preguntó alzando una ceja, mientras se levantaba de la cama y se ajustaba con tremenda arrogancia disimulada la chaqueta gris americana que llevaba en aquellos momentos.

_Sí, dormí bien, estoy perfectamente. - Comentó, apartándose algunos mechones de los cabellos de la cara, situandolos tras su oreja. - ¿Has comido bien? Solo quiero lo mejor para ti. - Preguntó, y luego se agachó y se estiró para darle un ligero beso en la frente. - ¿Solo bebes sangre? Porque yo se pedir pizza, se hacer pasta.. y pasta.. y tambien pasta. - Miró su expresión y luego soltó una carcajada. - ¿Qué pretendes de alguien que no come?

Escucha todo aquello con una sonrisa divertida en el rostro siguiendo todo aquello con total tranquilidad. - No, me alimento también de comida, pero necesito mayor cantidad para sentirme bien.- le explicó sin haber abandonado todavía aquella sonrisa.

-Pero vamos, te mostraré mi humilde hogar.- le dijo ofreciéndole su brazo. Había ordenado cambiar un poco el lugar para que no fuera tan antivampírico, todo aquello tenía que ir a la perfección. - No querrás quedarte aquí toda la noche...

_Sí, ya me estoy aprendiendo de memoria el sótano. - Dijo, con una risa y aceptó su brazo, cruzando la puerta, por fin saliendo del oscuro sótano. - Algunas veces sueño con volver a ver el Amanecer, creo que es uno de mis mas preciados deseos, pero sé que nunca se hará realidad. - Soltó un suspiro, acomodandose un poco la camiseta que llevaba puesta.

Sonrió ante el comentario de ella con tranquilidad aunque le sonaba completamente cursi y tonto. Todavía seguía con el sabor de la sangre de ella en su boca y sin duda le encantaba. Subió la escalera hasta dar con uno de los guardías del lugar al cual sonrío.

-Abre la puerta hermano.- ordenó con solemnidad, mientras el guardia pasaba una tarjeta de acceso por un detector y la puerta se abría automáticamente.

Salieron a un salón de estilo actual, las paredes eran completamente de un cristal y por cualquier lado se podía observar el oscuro jardín exterior. El joven había pensado en todo remodelando aquella casa y había puesto aquellos cristales por paredes que se volvían opacos con el simple uso de un mando a distancia.

En el salón había una alfombra de piel completamente blanca sobre la que estaba situada una mesa de nivel bajo. Alrededor de esta había dos sofás de color similar a la alfombra y un sillón completamente negro de cuero. Enfrente de estos se encontraba la televisión de plasma que colgaba de la pared. Además a unos pocos metros había una chimenea que en aquel momento acompañaba el silencio con su incesante crepitar.

Una inmensa biblioteca cubría una de las paredes que no era de cristal en la cual descansaban gran cantidad de libros.

-Este es el salón principal.- le dijo a ella, con seriedad.

_Me gusta, es... hermoso. - Dijo, admirando el lugar con sus ojos, y tocando la textura de los libros con la yema de sus dedos. Sintió las miradas de los guardias, no parecía agradarle a nadie ahí adentro, se sentía sola, excepto por el.

Le sacó la lengua a un guardia que la miraba con el ceño fruncido, un acto demasiado infantil y desubicado de su parte, pero ella era así. Pronto notó la seriedad del chico, y sonrió de lado olvidando al guardia que se tronaba los nudillos.

- ¿Todo se maneja mediante estas tarjetitas? - Tomó una tarjeta de las manos de un guardia, y comenzó a girarla y a verla con atención.

El chico observó a sus guardias con una mirada seria y severa, informándoles de que no debían dañarla ahora. Los guardias se alejaron lo debido de la sala para no molestarla y el chico pudo continuar conversando con ella.

-Así es Hayde, esas tarjetas sirven para toda la casa.- afirmó, aunque realmente él podía abrir exclusivamente todas las puertas de aquella mansión con su mente así como todas las de la iglesia.

-Seguimos?-preguntó.