Noche tranquila (LIBRE)

Llevaba gran parte de la noche aburrida en casa, sin nada que hacer, así que decidí coger mi Volkswagen y darme un paseo por Cave Springs.
Era una noche tranquila, sin nubes. La luna llena adornaba el cielo, salpicado de pequeñas y brillantes estrellas. Aparqué a los alrededores de una gran plaza y salí del coche, aspirando todos los aromas de los humanos que había por allí. No tenía sed, así que no corrían ningún peligro.
Con una sonrisa tranquila, me senté en uno de los bancos de madera, totalmente relajada. Era ciertamente una noche preciosa. Suspiré y saqué un libro de mi bolso de cuero. Lo abrí y, poco a poco, me adentré en la lectura de "Romeo y Julieta", mi libro preferido.

Era mi primera noche en Bloody Village, y sin embargo había decidido pasarme por Cave Springs antes de adentrarme allí. Me había alimentado de sangre sintética ya que prefería no estar en un primer plano para los humanos nada más llegar. La sangre sintética tenía mucho que envidiarle a la sangre fresca, pero te mantenía con la sed saciada parcialmente. Llegué a una plaza y detecté un olor familiar, vampírico. Al tener el sentido del olfato muy acentuado detectaba a las criaturas con mucha facilidad para mi suerte o desgracia.

- Hace una noche preciosa.

Comenté mientras me apoyaba en el banco donde estaba sentada para reclarmar su atención.

Un olor inconfundible a vampiro llegó hasta mí. Aparté la vista de mi libro y sonreí al desconocido.

-No podría estar más de acuerdo-respondí-. ¿Eres de por aquí?-Ciertamente no llevaba mucho por el pueblo, pero por las pocas personas (humanos y vampiros) que había visto por allí, él no me sonaba.

- Acabo de llegar. No vivo muy lejos de aquí - respondí - Me estoy quedando bastante sorprendido con este lugar, hay más seres sobrenaturales por metro cuadrado que de costumbre - me di cuenta de que no me había presentado - Disculpa, me llamo Christopher Long. Encantado.

No era costumbre mantener contacto físico con vampiros desconocidos, así que esperé a que ella se presentase.

Reí suavemente ante el comentario sobre los seres sobrenaturales.

-Yo soy Dawn, Dawn Dawson. Igualmente-dije con una sonrisa- También soy de por aquí, aunque no llevo mucho tiempo en Bloody Village-suspiré. Hacía mucho que no mantenía contacto con alguien como yo, un vampiro. Estaba acostumbrada a estar rodeada de humanos cuando vivía en Nueva York. Me estremecí al recordar el motivo por el que había abandonado la gran manzana.

Sentí como se volvía tensa e inspiré para ver si había alguien acercandose. Nada.

- Algún problema Dawn?

Las palabras que mi padre había dicho tan solo unas semanas resonaron en mi cabeza... "Ya nadie te quiere aquí. Eres una hija del demonio, lárgate de mi casa". Y todo por culpa de esa nueva mujer que se había hechado, una miembro de la FOTS...
La voz de Chris interrumpió mis pensamientos.

-Uh, estoy bien, solo estaba recordando algo-respondí en susurros, fijando la vista a la preciosa luna llena que adornaba esa noche el cielo de Cave Springs.

- Malos recuerdos por lo visto... - dije con una sonrisa. Seguí la mirada de Dawn y vi la luna llena. Estaba preciosa. - Hoy habrá mucha criatura suelta...

-Exacto-Aparté a un lado los recuerdos de mi mente, aún con la vista puesta en la luna-. Tienes razón. Y sobre todo aquí en Bloody Village-sonreí-. No parece un lugar muy seguro para los frágiles humanos-Dirigí mi mirada hacía él. Me pregunté que edad tendría. Aparentaba alrededor de los treinta, pero parecía llevar mucho tiempo siendo vampiro, o al menos eso decía mi intuición.

- No lo parece, y no creo que lo sea. Yo puedo subsistir de sangre sintética de momento, pero la tentación es demasiado grande. Por mucho que crea en la igualdad de derechos con los humanos, nunca podremos ganar esa batalla. Nos gusta demasiado la sangre fresca. - saqué una media sonrisa - de donde vienes, Dawn? Has estado siempre en EEUU? - Me pasé la mano por el pelo y me senté en el banco, a medio metro de ella para no se pudiese sentir a disgusto.

-La verdad es que sí. Siempre he vivido en Nueva York-respondí-. Bueno, siempre hasta ahora, quiero decir-sonreí timidamente-. No llevo mucho tiempo siendo así, tan solo nueve años-confesé-, pero tuve que mudarme por algunas... complicaciones familiares. Seguro que te estoy aburriendo-reí-, mi historia no es nada interesante. ¿Y tú? ¿Has vivido siempre en Estados Unidos?-pregunté sin poder ocultar el tono curioso de mi voz. Tenía ganas de saber más sobre ese vampiro misterioso que se sentaba a medio metro de mi.

- No me aburres en absoluto - dije con una sonrisa - Yo soy algo mayor que tú - Paré para contar mentalmente mis años de vida - más o menos unos 130 años - puse una media sonrisa - No. Mi vida humana la pasé en Canadá y cuando me conviritieron fui a Missisipi y ahí he estado hasta ahora. Me vine porque me han mandado aquí. Soy un mandado - sonreí - cuentame qué te pasó con tu familia. Te prometo que si me aburres bostezaré para que te des cuenta - le guiñé un ojo para darle confianza. Aquella niña me caía bien. Hacía tiempo que no tenía una conversación fluida en la que hablara sobre mí con nadie. Supongo que ya era hora.

Él tenía una edad que estaba muy cercana a la de mi creador. Sonreí. Me era extraño contarle mi vida a alguien que acababa de conocer, y más aún si era un vampiro. Siempre me había llevado mejor con los humanos. Suspiré y empecé por el principio.
-Bueno, intentaré ser breve-sonreí-. Una noche, hace ya nueve años tuvé un accidente de moto, pero gracias a Dios por allí había un vampiro con buen corazón y me salvó-rememoré esa noche en mi cabeza, todo había sido tan confuso...-. Al principio pensó en darme su sangre para así poder curarme, pero yo había perdido demasiada sangre, así que tomó la decisión de convertirme en lo que ahora soy[/color]-sonreí-. La noche siguiente a mi transformación él me explicó todo y me ofreció una nueva vida, y yo accedí a vivir con él en las afueras de Nueva York. Después de cinco años, me fuí a visitar a mi familia. Les echaba mucho de menos. Ellos se quedaron conmocionados al verme, creían que había muerto. Les expliqué todo lo que había pasado y después del shock, me enteré de la terrible noticia de que mi madre tenía un cáncer terminal-mi voz se apagó durante un instante- Me quedé con ellos durante los tres últimos años de vida de mi madre-continué-. Cuando murió, mi hermana Juls y yo nos quedamos destrozadas, pero mi padre simplemente pasó página y siguió su vida adelante, sin más-mi voz se tiñó de rabia-. ¡Ni siquiera soltó una lágrima por ella!-suspiré, calmándome-. Cuide de mi hermana pequeña hasta que a él se le ocurrió la genial idea de casarse con una miembro de la FOTS. Unos días después, me echó de casa. Según él "abrió los ojos" gracias a su nueva esposa y se dió cuenta de que yo era una criatura de Satanás y que preferiría que hubiera muerto-se me quebró la voz por un segundo. Respiré hondo-. Y así fue como retiró mi invitación de la que era mi propia casa...
Callé durante unos segundos, y sonreí. Todo eso era demasiado drámatico, pero gracias a Dios ahora estaba en un lugar muy apartado de esa casa a la que ya no era bien recibida.
-Bueno, y aquí estoy, en Cave Springs, intentando hacer una vida nueva... ¿Cuál es tu historia? Puedes decirme que no es de mi incumbencia-dije sonriente.

'La vida de un vampiro nómada es dura, muy dura.'

Tras llegar a Cave Springs percibí esa terrible sensación de sed que en los últimos años había aprendido a controlar con mayor facilidad. Quería ocultarme antes de que mi olfato reconociera sangre humana en esta ciudad desconocida pero en su lugar, detecté un olor vampírico muy cercano a mí y recordé mi único objetivo tras viajar tan lejos: encontrarlo. Pensé en seguir mi camino pero la idea de que podía toparme con él en cualquier momento se volvió constante, como una obsesión insaciable con mucha más fuerza que la sed que hace un rato sentía.

Busqué con la mirada el foco del olor y localicé a una joven preciosa y a un hombre de pelo castaño sentado junto a ella. ¿Será él? ¿Es posible?

Decidí acercarme con disimulo para no llamar demasiado la atención, pero sin desviar la mirada. De pronto mi pie 'chocó' con algo y mis ojos se posaron en el obstáculo: Era una gata de unos penetrantes y preciosos ojos esmeraldas. Me estremecí.

La escuché atentamente y comprendí el porqué de su tensión y enfado.

- Mi historia es relativamente sencilla - dije - me cuesta recordar, ya que ha pasado tanto tiempo, pero yo era el mejor cirujano de canada y no exagero - sonreí - me casé con una mujer bellísima y mi creadora la asesinó cuando esperabamos nuestro primer hijo. - fruncí el ceño al recordar la imagen de Molly muerta sobre el piano. Ya no me atormentaba, había olvidado completamente lo que era quererla, pero aún así me hacía estremecer. Odiaba a mi creadora pese al tiempo pasado. Carraspeé y seguí hablando - Despues, decidió que quería un compañero y por alguna razón me eligió a mí. Así que estuve unos cuantos años con ella hasta que me permitió marcharme. Fuí a Misissipi dónde empecé a trabajar para su reina y ahí he estado hasta hoy - me percaté de que había alguien no muy lejos, lo había detectado antes pero parecía acercarse con sigilo. Ignoré a aquel vampiro, yo no tenía demasiados enemigos. Creo que estuve ausente unos segundos porque cuando volví a mirar a Dawn ella me miraba. Sonreí - ¿Qué pasa? Ahora te he aburrido yo ¿verdad?

Escuché su historia con suma atención. Al terminar, mi rostro mostraba una mezcla entre la comprensión y la fascinación.

-Para nada-respondí sincera-. Siempre es interesante conocer más sobre otros vampiros y su historia-dije sonriente.

De repente, llegó al alcancé de mi olfato una fragancia que enseguida reconocí como vampírica. Aparté la vista un segundo de Chris y me fijé en un chico, concretamente en un vampiro, que parecía haber tropezado con un gato oscuro.

-Vaya, parece que efectivamente en Bloody Village los vampiros abundan-comenté sin apartar mi vista del desconocido.

Cuando choqué con la gata di dos pasos atrás de forma que pudiera ver mi obstáculo. Cuando los ojos de aquella gata se clavaron en los míos sentí una vibración y no entiendo cómo o por qué. La desafié con la mirada pero se mantuvo impasible. Di un paso, no reaccionó, di otro más, la miraba enfurecido, no ocurrió nada. Su presencia ya me resultaba insoportable y tuve la sensación de ser observado por alguien. Miré hacia la banca de madera.

La chica vampira joven, guapa, me miraba y hablaba con su acompañante manteniendo sus pupilas fijas en mí. Agaché levemente la cabeza y me acerqué hacia ellos. —Eh... hola. Disculpen por interrumpir, llegué hace poco a la ciudad y estoy desorientado. ¿Podrían ayudarme?—dije en un tono amable, mientras ideaba alguna pregunta típica de un nuevo forastero.

¿La gata? Seguía ahí, rondándome. ¡Animales odiosos!

Miré fijamente al vampiro sonriente. No tenía mucha experiencia con vampiros ya que me había pasado gran parte de mi no-vida con mi familia humana, pero algo me decía que ser amable sería lo mejor aunque tuviera el presentimiento de que ese chico quería algo más que una simple indicación a algún punto del pueblo.