Disfrutando de un buen trabajo

Una patética pareja y tres cartas que no coincidían en nada, no bufa, sino que iría de farol, algo que se le daba bien. Compone una sonrisa de alarde, intentando engañándola, la observa y asiente. -
Yo también voy.- dice, sonriendo.

- Iba completamente de farol.- le informa, enseñando sus cartas, sonriendo.
- Tranquila, si quieres la compartimos.- comenta, sonriendo con picardía.

- Si yo me refería a alternarnos, un día tu, un día yo.- sólo quería bromear un rato a Sarah, confundirla.

Sonríe observando el efecto que habían causado mis palabras en ella.
- No, no soy tonto, soy práctico y tu tienes una mente depravada.- le explica, simple, cogiendo el cojín al vuelo y abrazándolo contra su cuerpo.

- La mía nunca fue depravada, el caso es que la contaminan muy a menudo.- le informa, lánzandole una mirada de asesino "¬¬".

- si me dejo influir...- le corrige, algo arrogante, sonriendo. - A veces me dejo influir, otras veces no.- evidente, riendo mientras se tumba por completo en el sofá de aquella casa.

- Y lo soy.- le da la razón, sonriendo. - Cuando quiero...- añade, riendo levemente, pudo leerle la mente inevitablemente.

-No conseguirás enfadarme con eso Sarah.- le informa, sonriendo con alardeo.

Ríe levemente. - Créeme, no te leí la mente.- le informa sonriendo. - quizás puede que pensara en hacerlo, pero al final no lo hice.- explica, evidente. - No iba a hacer trampas contra una amiga mía.- añade. - No ves que fui de farol? si hubiera leído que tenías esas cartas no habría apostado ni de coña.- mostrando las evidencias.

-Y ya ves, finalmente compartiremos la cama...- divertido. - alternándonos.- añade, cabrón en sí, intentando joder.

Hace pucheros, actor. - Te enfadaste conmigo?- preguntó inocente, mientras se levantaba en un momento, para ir a la cocina. - Em... Sarah!.- la llama mientras aparece detrás de la pared de aquel lugar, asomando su cabeza.

- Sabes cocinar?- pregunta, rápidamente.

- Entonces perfecto, porque teniendo un padre taan pesado como el mío he aprendido a cocinar de todo.- dice, orgulloso de ello, adentrándose en la cocina, dándole la espalda.

- No me extrañaba en absoluto que Afry fuera la que cocinaba en tu casa.- comenta el pensamiento de ella, divertido.

- Cuanto me pagarás?- preguntó riendo, el chico comenzó a jugar con los trastos de la cocina, tenía también hambre, algo de pasta no estaría mal.

Había hecho compra el día anterior y tanto la despensa como la nevera estaban llenas. Comienza a sacar los ingredientes.

- Tener bastante con tu compañía?- le encanta reprocharle, le es divertido ver cómo cambia su rostro.

- Si no tienes nada de idea sobre cocinar, mejor que te apartes, no vaya a acabar el piso ardiendo....- le informa, sonriendo, divertido.