Sin nada que hacer (Libre)

- Tranquila, no pasa absolutamente nada.- dice con una sonrisa franca, era evidente que ya tenía olvidada a su familia, pero Polonia seguía dentro de él y quería visitarla, quería volver a aquellos páramos que tanto le gustaban durante el frío invierno.

Escucha su respuesta a la pregunta y el chico se encoge de hombros, observándola analizante, se estaba rompiendo la cabeza en la búsqueda de su parecido con alguna persona, se le antojaba alguien cercano y lejano a la vez, nada claro de momento.

- Estuviste alguna vez en Europa?- le pregunta, interesado, quizás ella había visitado su país o los lugares por los que había viajado incesantemente durante cincuenta años o más.

Sonreí ante su sonrisa aunque la mía quedó un poco torcida. Cuando me dí cuenta de que llevaba demasiado tiempo perdida en su mirada me aclaré la gargante y desvié la vista hacia la calle, donde cada vez transitaba menos gente.

- ¿Europa? No, qué va - respondí con un tono medio burlón - Nunca he salido de Estados Unidos aunque me encantaría visitar otros países.

Empecé a hacer una lista mental de los países a los que me gustaría viajar, encabezando la lista estaba Francia. Hermosa ciudad, sin duda o al menos eso ara lo que daban a demostrar las tantas que había visto de aquel lugar y que habían despertado en mí los deseos de descubrir nuevos territorios.

Me percaté de la forma en que me observaba, me moví un poco incómoda en el asiento.

- ¿Pasa algo? - pregunté.

Asiente levemente ante su respuesta y comentario, pensativo.
- Pues vaya, yo me recorrí todo Europa cuando me escapé de casa.- deja caer, algo no muy significativo en su vida, podía haberse escapado en cualquier momento y por cualquier tipo de razón que no le llevaría mucho tiempo desarrollar o inventar.

Escucha su pregunta y niega. - Oh, lo siento en serio.- le dice, realmente esta vez no está actuando, se disculpa como Lorcan, cosa que no suele hacer muy a menudo. - Simplemente me recuerdas a alguien pero no sabría decir a quién...- explica, con simpleza, le da igual que ella lo sepa.

- Son simples tonterías mentales, no me hagas caso.- le pide, soltando una pequeña risa, volviendo de nuevo su vista y manos al colgante pensativo.

Por un momento quise preguntar pero me mordí los labios y dejé que los minutos pasaran. No quería parecer entrometida ni quería que el pensara que era una fisgona y no yo no era nada de esas cosas. Sólo sentía curiosidad por aquel joven, se veía tan misterioso....

- No, no te preocupes - dije enseguida que lo escuché disculparse - Sólo que no estoy acostumbrada a esto.

Cuando pronuncié la última frase moví mis manos señalándonos a los dos. Mi sinceridad no me sorprendió, comenzaba a sentirme un poco más cómoda que al principio y mi voz sonaba más segura.

- ¿En serio? - pregunté con tono de asombro al oírlo explicar sus motivos - Qué misterioso eres....

Analicé su rostro por unos segundos, con los achicados, como solía hacer mi hermana a veces.

Niega con la cabeza, componiendo una pequeña sonrisa.
- Tranquila, a mi tampoco se me da muy bien entablar conversaciones.- le explica, sincero en aquellos momentos, el chico era demasiado trivial en cuanto a conversaciones.

-Misterioso?- pregunta. - Bueno, a veces intento serlo, no lo puedo negar, pero más que misterioso soy algo distante, muchas veces se confunde el ser distante con lo misterioso, aunque lo conlleva.- comenta, cual filósofo, suspira mientras suelta una pequeña y tonta risa.

- Lo ves, esto de hablar no se me da tampoco bien.- muestra, negando con la cabeza.

Sonreí ampliamente y negué suavemente con la cabeza.

- No seas modesto. Al menos se te da mejor que a mí, eso tenlo por seguro - dije y miré nuevamente hacia el cielo.

Aquí no se veían las estrellas tan bien como en las otras ciudades en las que había vivido pero de alguna manera sentía la misma sensación de paz y tranquilidad. Suspiré y me volteé mi cabeza hacia él cuando comenzó a hablar.

- Si tienes razón - dije con un hilo de voz mientras me quedaba pensativa, reflexionando sobre lo que él había dicho.

Volví a sonreír al escuchar su comentario.

- ¿Te puedo preguntar algo?

Rueda los ojos, con expresión divetida en el rostro, mientras escucha su primer comentario. Continúa observándola, de una forma más escondida y menos intensa que antes, sabe que se le recuerda a alguien, se le parece mucho, pero, no sabe si quiere recordar a quién se le parece.

Escucha su pregunta y asiente levemente:

-Claro, pregunta lo que quieras.- dice, componiendo una pequeña sonrisa, con extrema tranquilidad. Con tal de que no le pregunte si es un monstruo, una cosa extraña o si vivió en el siglo diecinueve cree que ella puede preguntarle cualquier cosa.

Sonreí y aclaré mi garganta.

- No es nada del otro mundo, sólo quería saber por qué decidiste venir a este pueblo - dije un poco tímida.

En ese momento otra brisa sopló y las oscuras nubes que tapaban las estrellas fueron desapareciendo. Miré el reloj, todavía me quedaba tiempo antes de que Amber comenzara a mandarme mensajes. A decir verdad no tenía ningunos deseos de volver a casa, no quería estar encerrada entre cuatro parades siendo hoy una noche tan tranquila.

Escucha su pregunta y meticuloso la analiza, buscando las palabras exactas para contestarla. No iba decirle que porque se había caído casi muerto allí después de recorrer largas distancias como un hombre lobo...

- Pues... yo creo que es el destino.- le explica, sonriendo levemente. - Soy nómada, me muevo de aquí para allá, cuando me aburro de un lugar cambio a otro por placer.- evidente, así había pasado con su estancia en Montana. - Me aburrí de Montana y pensé que un lugar como este me vendría bien.

- Y tú por que viniste también aquí?- le pregunta, alzando una ceja, interesado.

Su pregunta me hizo tragar con dificultad, temiendo que los recuerdos volvieran pero logré controlarme.

- Pues lo mismo. Mi hermana y yo nos aburrimos de Phoenix, nada importante - respondí tranquilamente. En parte era verdad, Phoenix ya aburría y no nos estaba yendo muy bien. Amber había perdido su trabajo en la cafetería por un malentendido, el cual acabó con su reputación y yo, al ser su hermana, fui despedida al instante.

- Y... ¿Hay algo interesante en este pueblo? Parece tan tranquilo - pregunté mientras miraba a mi alrededor. parecía un pueblo tranquilo y eso nos venía bien pero los lugares demasiado tranquilos me ponían los pelos de punta.

Cómo no había llegado a aquella conclusión antes! Quizás hacía demasiado tiempo que no la había visto, pero Hayley tenía demasiado parecido con Selene, la persona que había sido más cercano a él, de la cual había estado enamorado hasta hacía siglo y poco. Estaba avergonzado, cómo no se había dado cuenta antes, podía parecer un lunático así que escuchó su pregunta y caviló durante unos segundos.
- Hay un bosque, un lago, Englewood, todo quizás demasiado tranquilo para alguien que ha venido de Phoenix.- le explica, tranquilo.

- Pero hay una fiesta de Halloween dentro de unos días en Baton Rouge.- dice, sonriendo levemente, pensaba acudir simplemente por ver el tema por allí.

Se le acababa de ocurrir un plan descabellado, pero que seguramente funcionaría.

Asentí y me incliné un poco hacia atrás. Estaba segura de haber escuchado algo sobre englewood del taxista que nos había traído del aeropuerto pero no le había prestado mucha atención a la conversación.

Lo siguiente que me dijo me tomó por sorpresa y el rostro de mi hermana apareció frente a mis ojos. ¿Fiesta de Halloween? Oh no... Ella definitivamente no podía enterarse de eso. Odiaba las fiestas de Halloween y los estúpidos disfraces que mi hermana me obligaba a vestir. El hecho de disfrazarme de bruja o vampiresa era una tortura para mí, no tenía un motivo en concreto pero no me agradaba en nada.

- Así que una fiesta... Interesante - dije sonriendo - Aunque espero que mi hermana no se entere, sería el fin de mi vida.

Escucha vagamente las palabras de ella, desarrollando poco a poco un plan, debe informarse, en una biblioteca o en cualquier librería. La fulmina alzando ambas cejas, divertido.

- por qué es mejor que no se entere tu hermana?- preguntó interesado.

Se acercaba el treinta y uno y con él un nuevo año de espera, pero tenía una pequeña esperanza. Le agradaba que Hayley no fuera una vidente experimentada y pudiera leer sus pensamientos. Pronto mediante un pequeño ritual el chico volvería a ser el de antes, lo sabe y sin duda le encanta, tantos años de espera que podían culminar en aquel halloween que se avecinaba lentamente.

Hice una mueca de dolor al escuchar su pregunta. Si él supiera...

- Pues por el simple hecho de que me obligará a disfrazarme y me arrastrará con ella a la fiesta. No tienes ni idea de como he sufrido en los años anteriores.

De nuevo volvieron a mi mente los recuerdos de aquellas fiestas, yo con aquel vestido de bruja tan incómodo y aquel sombrero de punta tan ridículo. Esta vez no sería así.

- ¿Y a tí te gustan esas fiestas? - pregunté, dejando ya de pensar en aquellos patéticos recuerdos.

Asiente levemente, no muy al tanto de los disfraces, nunca había llevado uno en su vida ni pensaba hacerlo, simplemente ya tenía demasiado siendo lo que era como para aparentar ser algo que dá miedo.

- Pues ve a la fiesta con otra persona...- le comenta, encogiéndose de hombros, con segundas intenciones. - y así podrás encontrarte a tu hermana en la fiesta y no tendrás por qué llevar disfraz.- una pequeña teoría de un malicioso servidor.

Escucha su pregunta y se queda pensativo varios segundos.
- Bueno, nunca estuve en una de esas y creo que ahora que estoy cerca del maravilloso Halloween de Baton Rouge pues tendré que explorarlo, hacerme una idea de cómo son.

Me quedé pensativa por unos minutos, pensando en lo que él había dicho.

- Buena idea - dije alegremente - Pero de todas formas trataré de que ella no se entere. La verdad es que las fiestas de Halloween, con disfraz o sin disfraz, no son de mi agrado.

En ese momento me puse a pensar en cómo arreglármelas para que Amber no supiera de aquella fiesta. Era una misión bastante complicada pero con intantarlo no perdía nada. Llevé una de mis pálidas manos a mi rostro y aparté unos mechones de pelo que me molestaban.
Decidí olvidarme del tema.

- Espero que a diferencia mía te lleves una buena impresión de Halloween - diej con una sonrisa.

Sonríe levemente, orgulloso de que su idea le parezca buena, asintiendo. Todavía planificando cada uno de los pasos que diera en cuestión de segundos Lorcan no deja de romperse la cabeza en busca de lo más idóneo para lograr lo que quiere.

Escucha su deseo de que él tenga una buena impresión de aquella fiesta y asiente con ambos ojos perdidos en ningún lugar concreto.

- Se agradece.- dice, educado, mientras continúa pensativo. - sabes qué... te invito.- delibera actor, asintiendo. - vamos, será divertido y así tú te podrás olvidar de disfrazarte, yo no lo voy a hacer.- la anima, sonriendo levemente, señalándose a él mismo.

Abrí los ojos sorprendida al escuchar sus palabras. ¿Ir a la fiesta con él? ¿En serio? Eso sí que me había tomado desprevenida. Me mordí el labio inferior pensativa. La verdad es que no tenía ningún deseo alguno en asistir a aquella fiesta y mucho menos acompañada de un extraño pues por interesante que sea habalr con él, Lorcan sigue siendo un extraño.

Sólo debía pensar en una forma educada de rechazar la oferta.

- Gracias por la invitación - dije amablemente - Pero debería reconsiderar lo que acabas de decir. Soy muy tranuila y aburrida, sólo estropearía el momento.

Se le había escapado de las manos todo aquello, adiós a sus planes, Lorcan delibera durante unos segundos, pensativo, tiene que haber una solución.

- Qué crees? que yo soy el alma de la fiesta?- alza una ceja, irónico, sin sonar chocante o enfadado. -Pero bueno, lo comprendo...- no, en realidad no lo comprendía, no quería, era el treinta y uno y el treinta y uno debía ser.

- Sonó demasiado chocante... quizás me malinterpretaste.- le comenta, encogiéndose de hombros. "Joder Lorcan, y ahora ¿qué pretendes hacer?¿Cómo lo vas a arreglar? te has metido en un buen lío, lo tenías todo perfecto y la has cagado" se dice a sí mismo, mordiéndose levemente la lengua.

Lleva sus manos de nuevo a su colgante, todavía pensativo.

Me sentí mal al escucharlo hablar, quizás había sido un poco ruda. Tal vez podía aceptar y luego decir que estaba enferma o algo aunque eso era mucho peor que rechazarlo al momento.

- Bueno, si ese día no tengo nada que hacer te veré allí - dije finalmente. aquello sonaba menos comprometedor y así me sentía menos culpable.

Sonreí, tratando de parecer sincera. A decir verdad quizás podría sobrevivir a una fiesta de Halloween. Después de todo vinimos a esta ciudad con el propósito de cambiar y mejorar, ya era hora de hacerlo.

Sonríe levemente, aunque por dentro estuviera completamente furioso por cómo había actuado y cómo había tirado todo lo que podía haber conseguido con tal rapidez.

- Bueno, entonces ya veremos, yo de todas maneras andaré por la fiesta, viendo un poco el ambiente.- le informa, sonriendo levemente, mientras se levanta.

- Debo irme ya...- explica, observando la luna con nostalgia y seriedad. - ha sido un placer Hayley.- le dice, educado. - nos vemos otro día.- despide con la mano, para salir de allí, dispuesto a llegar a su casa.

- Nos veremos - dije alegremente mientras me paraba junto con él - El placer es mío.

Hice el típico gesto de despedida con la mano y me quedé mirando como desaparecía en la oscuridad. Llevé mis a mi abdomen y sonreí al recordar que me esperaba un buen plato de comida en casa. Giré sobre mi talones y caminé hacia el edificio.

Recuerdo haber mirado hacia atrás, recordando la conversación que sostuve con aquel misterioso joven. Estaba segura que nos volveríamos a ver.