Inauguración (Libre)

Eran las diez en punto de la mañana cuando abrí las puertas de la librería. Hacía una mañana espléndida y soleada y estaba feliz a pesar de que había dormido poco. Chris ya se había marchado cuando me levanté y tuve que reconocerme a mí misma que me había sentido algo decepcionada; me hubiera gustado desayunar con él pero parecía demasiado independiente y quizá ya le había parecido demasiado quedarse a dormir...

Los rayos de sol entraban por el escaparate e iluminaban el interior del local, reflejándose en los espejos que había en las paredes y realizando bellos efectos de luces y sombras. Pequeñas motitas de polvo se veían a través de los rayos. Una vez que todo estuvo colocado y en su sitio, me senté en el taburete que había tras el mostrador y abrí un libro, mientras esperaba a que llegasen los primeros interesados... si es que había alguno en Cave´s Spring...

Cuando me levanté aquella mañana, salí pronto de la casa. Ya era bastante con haber dormido, aunque, un detalle con la chica que le había permitido pasar la noche estaria bien. Fue hacia la cafeteria del pueblo, y compró unos donuts y algo para hacer café, y en cuanto acabó, se dirigió hacia la libreria.

Abrí la puerta de libreria y entré, buscando con mi mirada el mostrador, y cuando lo encontré sonreí de medio lado:

-¡Hey! ¡Traigo desayuno para los dos! - anuncié sonriendo.

Las campanitas qie había sobre la puerta tintinearon y levanté la cabeza del libro con una sonrisa y cierta curiosidad por conocer a mi primer visitante. Cuál fue mi sorpresa cuando ví a Chris entrar por la puerta con una bolsa en la mano. Salté del taburete para recibirle.

- ¡Buenos días! ¿Qué traes? - me puse de puntillas para curiosear en la bolsa que traía - ¡Oh, el desayuno! ¡Gracias!

Cogí la bolsa que traía y la llevé a la pequeña trastienda. Le hice un gesto con la mano para que me siguiera; no daría buena impresión si alguien entraba y nos veía poniéndonos las botas. La pequeña trastienda tan sólo contaba con un viejo sillón reclinable, una mesa, dos sillas y un mueble con una pequeña nevera y un microondas.

- ¿Sabes que eres el primero en entrar? - comenté mientras sacaba unas tazas.

-Buenas - saludé con total tranquilidad mientras avanzaba hacia el mostrador. En cuanto se emocionó por el desayuno no pude evitar reir por lo bajo mientras avanzaba hacia el mostrador, y después a la trastienda. Una vez le permitió el paso, entró, observándolo todo con detenimiento y ladee la cabeza mientras dejaba la bolsa en la mesa.

-¿Soy el primero? - sonreí de medio lado. -Pues, mejor, ¿no? En fin, he traido unos donuts, algo para hacer café, una botella de leche y... bueno, lo típico

- Está perfecto.

Me agaché para rebuscar en el armario que había llenado de cachivaches y voilà, una cafetera, algo roñosa, eso sí. La llené con agua y puse el café que Chris había traído. Me giré de nuevo hacia él son una sonrisa feliz; era todo un detalle que hubiera traído el desayuno cuando sabía que el dinero no le sobraba, precisamente.

- Chris, estos días que llevo en Cave´s Spring he oído algunos rumores... - me quedé en silencio unos instantes, me daba un poco de vergüenza preguntarle aquello porque no sabía cómo iba a reaccionar - Dicen que en esta zona abundan especialmente los vampiros...

-Ah, ya... pues, si, son ciertos - contesté con total tranquilidad. En los tres meses que llevaba alli, ya había sabido esa, y otras cosas, y la reacción al conocerlo, no fue precisamente agradable. -Esos rumores son ciertos, tanto como que hay bares donde estos van, y demás. No sé cual es su comportamiento ni su forma de ser, pero bueno...

La trastienda empezó a oler a café así que empecé a preparar las tazas y el azúcar, disimulando el nerviosismo que me habían producido las palabras de Chris.

- Vaya... Entonces entiendo que no son peligrosos, ¿no? Y que no se mezclan con humanos... En el norte se dicen muchas cosas y hay mucha animadversión hacia ellos, ya no sabe una qué creer... ¿Cuánto azúcar quieres?

Llené las tazas de café con un poco de leche mientras seguía hablando:

- Yo no tengo nada en contra de los vampiros, es más, estoy a favor de que tengan los mismos derechos que los humanos, pero tengo que reconocer ue si me encontrara con alguno, tendría un poco de miedo...

Sonreí con cierta timidez, quizá no debería haberme expresado tan abiertamente...

-Eso, de su peligrosidad, depende de cada uno, ¿sabes? - dije tranquilamente mientras negaba ante lo del azucar. Observó como la leche caia en las tazas para despues, mirar nuevamente a Claudia.

-Entiendo, a mi sinceramente, me da igual... - contesté seriamente. Y encuanto dijo eso de que si se encontrara con alguno...

Ladee la cabeza, y me reí para mis adentros, para despues mirar al frente, hacia ella. -Tranquila, no te pasará nada, creo...

Le acerqué una taza y después, eché el azúcar en la mía. A Chris parecía darle igual el tema de los vampiros y en realidad, prefería que fuese así. Era mucho mejor que ver a alguien poniendo ojos de susto e invocando a Jesús para que no se acercaran...

- Bueno, no hago demasiada vida nocturna así que creo que será complicado que me encuentre con un vampiro... - miré el reloj - Ya ha pasado una hora y aparte de tí, no ha entrado nadie... vaya...

Hice un gesto de decepción al tiempo que cogía un ejemplar del periódico local y lo miraba por encima.

- ¿Has visto? ¡Una casa incendiada! He salido tan deprisa de casa esta mañana que ni me había dado cuenta, ¡y era la casa de un vampiro! ¡Vaya! - seguí leyendo los titulares y acabé doblando el periódico y dejándolo encima de la mesa - Demasiadas noticias fúnebres y de hospital para mí...

Tomé la taza y bebí con tranquilidad mientras ella hablaba. En cuanto mencionó lo del tiempo y la gente que había pasado por la tienda, levanté mi mirada y sonreí de medio lado mirandola a los ojos.

-Tú tranquila, y si no, bueno, tenemos toda la mañana, podemos estar aqui los dos y listo - contesté con total tranquilidad, para despues volver a beber de su café. Después, ella mencionó lo del periodico y asentí. Ya había leido algo en la cafeteria donde compró esto.

-Si, ando al tanto de eso. A saber que habrá ocurrido

Sonreí ante su ofrecimiento de acompañarme en ese día. Era cierto que era pronto para empezar a preocuparme pero estaba empezando a sentir cierta impaciencia, a pesar de que me repetía a mísma que llevaría un tiempo que la gente conociera el lugar.

- Es una lástima no haber podido abrir en Main Street, seguro que por allí pasa más gente que por estas calles...

Bebí un par de sorbos de café y cogí uno de los tiernos donuts.

- Bueno, cuéntame algo de tí, ¿has nacido aquí en Cave´s Spring?

-No, no nací aqui. Nací lejos, en Utah, Texas, ya sabes - comenté. -Viví durante unos años, de ahi pasé una temporada en Europa, dos años, y ahora, aqui estoy, así de simple - sonreí.

-¿Y tú qué? ¿Naciste aqui, o en otro sitio?

- ¡Oh, has estado en Europa! Es el sueño de mi vida, poder cruzar el Atlántico... - dije con resignación - Yo nací en Maine y la verdad es que he vivido allí toda mi vida hasta hace dos semanas que me mudé aquí. Nada que ver con tu historia, realmente...

Sonaron las campanillas y me levanté de un bote para salir de la trastienda. Un señor mayor miraba todo con curiosidad, me dieron ganas de asaltarlo pero me quedé tras el mostrador por si me necesitaba. Me giré hacia la trastienda y le hice un gesto a Chris para que saliera allí conmigo.

-Si, el sueño de una vida, ¿eh? - sonreí de medio lado y después. Permanecí pensativo, ignorando algo las palabras de Claudia. El sonido de los disparos aun lo recordaba, perfectamente como si fuera ayer, y el olor a muerte que había en Europa en aquellos días. Después, el ruido de las campanillas me sacó del trance. Me levanté con Claudia y salí tras ella en silencio.

El señor dio unas cuantas vueltas por la librería y al final salió de allí sin ni siquiera despedirse. Dejé escapar un suspiro de resignación y me volví hacia Chris. Se había quedado muy pensativo.

- Chris, ¿cuántos años tienes? Debiste de estar en Europa cuando eras muy joven, ¿no? ¿Y qué zonas recorriste exactamente?

Fui a la trastienda un momento para coger el resto de mi donuts y le miré con interés. La verdad es que me resultaba muy enigmático.

Aquel interrogatorio, no le importaba, pero, ¿y si sospechaba? No quería decir la verdad, tenía miedo de decirla, y seria mejor dejarlo así, fuera como fuera.

-Tengo 27 años, y si, estuve dos años cuando tenía 16 - contesté. -Pues, recorrí parte de Francia, Alemania, cosa asi.... - volví a la trastienda con ella. Hablando tranquilamente, aunque a la par algo inquieto.

Asentí en silencio mientras me acercaba a colocar unos libros que el señor había ojeado y no había dejado en su sitio. Tendría que acostumbrarme a la dejadez de la gente con lo que no era suyo...

- Tenemos casi la misma edad, yo tengo 25 y ya ves... Es la primera vez que salgo de Maine... Supongo que alguna vez podré viajar y conocer otros sitios. ¿Sabes? No te ofendas pero das la impresión de tener más de 27 años... Es la expresión, o la mirada... no sé...

Me encogí de hombros y sonreí. Estaba bien tener a alguien así con quien charlar.

-Casi la misma edad, pero eso si, eres una enana - bromeé. Él a ella, le sacaba dos años, según ella, pero según él, era más de ese tiempo. Sonreí de medio lado mientras fui tras ella y la ayudaba a colocar los libros tranquilamente.

-Pues no lo sé, si aparento tanto, por algo será, pero bueno - sonreí mientras la miraba de reojo. Mientras, observé un libro precisamente de los que buscaba. Lo tomé y comencé a ojear, pero antes miré a Claudia.

-¿Te importa si le echo un ojo a esto? - pregunté.

Reí ante su broma, parecía que iba tomando más confianza y eso me gustaba. Aunque me esperaba mucho trabajo, sabía que en el Darkness Fox siempre encontraría a alguien con quien charlar. Chris se puso a ayudarme con los libros y pareció encontrar algo que le interesó.

- ¡No hace falta que me pidas permiso! - exclamé riendo - Mira todos los que quieras, no hay problema.

En ese momento entró una chica preguntándome por un libro que acababa de salir y mientras la atendía, dejé a Chris con su libro.

Asentí mientras comenzaba a ojear las páginas del libro lentamente. Primera guerra mundial. Ahi explicaban el armamento, las estrategias, los hechos ocurridos. Y finalmente, un registro con testimonios y fotos de los que alli estuvieron y perecieron, o simplemente salieron ilesos y sus testimonios fueron recogidos.

En una de las fotos de grupo, pude reconocerme. Sonreí de medio lado. ¿Cuanto de eso? Demasiado tiempo. Un listado de nombres aparecía en la foto, entre ellos, el que usó para inscribirse.

Suspiré, mientras continuaba ojeando aquel libro, mirando de reojo a Claudia atentiendo a una chica que acababa de entrar.

La chica compró el libro; me contuve la emocion hasta que salió y entonces me agarré del brazo de Chris exclamando:

- ¡Mi primera venta! Algo es algo, con estos 20 dólares puedo pagar la luz de hoy - reí emocionada.

Miré con curiosidad el libro que ojeaba Chris; era de la Primera Guerra Mundial, uno de los mejores que tenía, estaba lleno de información e imágenes de la época.

- Ya hace casi 90 años que pasó todo esto... - comenté con cierto tono nostálgico - Apenas queda un puñado de supervivientes en todo el mundo y ya son muy ancianos...

En cuanto ella se agarró de mi brazo, exlamando feliz, sonreí de medio lado dandole un fuerte abrazo amistoso.

-Pues felicidades, con eso ya tienes para la luz como has dicho, o en todo caso para algun regalo - sonreí de medio lado. En cuanto ella mencionó lo de los supervivientes. Miré hacia otro lado.

-Si, que pena que no tengan buena memoria... - ahora que ella estaba ahi, comenzó a leer los nombres, esperando que no se fijara en la foto que ahi se hallaba.

Recibí con una sonrisa el abrazo de Chris, sin evitar sentirme un poco turbada al mismo tiempo.

- La verdad es que pasarán unas semanas hasta que empiece realmente a ganar dinero, con todo lo que he invertido en esto - hice un gesto con el brazo que abarcaba toda la librería.

Me crucé de brazos y le observé mientras leía los nombres de los supervivientes. Eché otro vistazo y ví algo que me llamó la atención.

- ¡Oh, Chris, mira a este soldado de aquí! - señalé una foto en la que se veía un grupo de soldados sonrientes antes de entrar en batalla - ¡Se parece mucho a ti, es increíble!

Miré alternativamente al soldado y a Chris, maravillada por la coincidencia. Seguro que quería decir algo.

- Te regalo el libro - dije repentinamente - Quédatelo.

-Bueno, mejor tarde que nunca - sonreí mientras acababa de leer la lista de personas, pero fue demasiado tarde. Ella también observó la foto, y dio con la coincidencia. Si no fuera por la foto que estaba en blanco y negro, tal vez hubiera distinguido a aquella persona. Sonreí ante su inocente comentario, a pesar de que me miraba constantemente y despues a la foto.

En cuanto volvió a hablar, me giré hacia ella, enarcando una ceja. -¿Me lo regalas? - pregunté incrédulo. -No puedo aceptarlo, deberia pagar, asi sacas esto cuanto antes - dije seriamente.

- Ah, no seas tonto, quédatelo - insistí - Se ve que te gusta y además, creo que ni entre tu familia vas a encontrar a nadie que se parezca tanto a tí como este soldado de la foto. Ya me devolverás el favor de alguna manera, así es como lo hacen en el Padrino...

Le guiñé un ojo y solté una carcajada. El libro era bien caro pero prefería regalárselo a alguien que supiera apreciarlo antes que estuviera ahí semanas y semanas cogiendo polvo.

- ¿Dónde hay un buen sitio donde podamos ir a comer al mediodía? - pregunté.