Relax (LIBRE)

Había descubierto aquel lago a mi llegada a Cave Springs. Cuando lo ví me senté en su orilla y me puse en mi estado ausente, pero alerta. Había logrado relajarme completamente. Era un buen lugar cuando estaba solo. Llegué y me quedé de pie viendo las turbias aguas, se movian a causa del viento. Los pájaros habían dejado de piar a mi llegada, ellos si que sabían que existiamos desde hacía mucho tiempo. Dejé mi mente en blanco. Aquello era casi mejor que cuando me dormía después de una noche intensa.

Me había traído todos los albums de fotos con la mudanza, y aquella noche me puse a ojearlos. Encontre una foto de cuando yo era niña, con mis padres, junto a el lago. Me encantaba aquel lugar. Solíamos ir los domingos a que mi padre pescase y a que yo jugase a mi aire. Sonreí ante el recuerdo y pasé la llema de mis dedos por el rostro de mi madre. La echaba de menos.

Cogí la cazadora del armario junto con las llaves del coche y conducí hasta donde recordaba que estaba el lago. Era de noche y seguramente poco vería, pero tenía ganas de ver cómo estaba el lugar después de tantos años. Aparqué antes de llegar porque quería caminar. Cuando llegué al claro donde se encontraba el lago ví que alguien ya estaba ahí. Simplemente iba a estar en silencio así que hiciese lo que hiciese no le iba a molestar. Me senté en la orilla a varios metros de distancia de él y me abracé a mi misma cogiendome por las rodillas mientras miraba las aguas.

Sentí una presencia y salí de mi trance. Alguien se acercó por detrás pero fuese quien fuese no andaba con sigilo ni nada parecido, por lo que deduje que no iba en mi busca. No me inmute. Enseguida supe que era algún tipo de cambiante y cuando olí su perfume, deduje que era una mujer. Era joven y muy atractiva, pero un aura de tristeza la rodeaba. Se sentó sin apenas producir un sonido y me quedé mirándola a falta de algo mejor que hacer, y por curiosidad.

Sentí su mirada clavarse en mí. Yo había decidido no molestarle, pero al parecer él no había considerado la opción de no molestarme a mí. Miré de reojo y ví que, efectivamente, me estaba mirando. Solté un ligero bufido. Esperé a que apartase la mirada, pero al cabo de unos minutos me dí cuenta de que eso no iba a pasar. Me giré y sonreí forzadamente. No estaba de humor.

- Querías algo?

Sonreí ante su reacción pero a ella no le hizo gracia que lo hiciese. Tenía genio esta chica.

- Sólo me preguntaba que hacía una chica cómo tu aquí... Disculpame si te ha molestado - dije y luego me levanté para irme. Ella quería estar sola.

Ví como se levantaba y me di cuenta de que me había excedido. Me levanté.

- Espera! Lo siento, estoy un poco brusca hoy - saqué una media sonrisa - tu estabas aquí antes, no tienes porqué irte - me quedé pensativa hasta que decidí acercarme. Para entonces ya me había dado cuenta de que era un vampiro - Me llamo Madison, y disculpame tu a mí por ser tan borde.

Me giré al oir su voz y vi que se acercaba. De cerca parecía aún más delicada de lo que me lo había parecido cuando había llegado. Pero algo me decía que esta teriántropa no se transformaba en una mariposa.

- No hay de qué disulparse, todos tenemos malos días. Yo soy Christopher, Chris. Un placer - dije con una sonrisa - Vives en Cave Springs?

- Encantada Chris - sonreí finalmente - la verdad es que esta no es mi mejor noche - suspiré - sí, vivo aquí. Bueno, acabo de llegar pero antes de moverme a Los Ángeles, vivía aquí. Y al parecer desde que me fuí esta se ha convertido en la zona favorita para los vampiros...

Saqué una media sonrisa.

- La verdad es que cada vez está más infestado el mundo... con eso de que hemos salido a la luz parece que los humanos supliquen ser no muertos ¿puedo preguntar que hacías aquí hoy?

- Eso parecece - me quedé dubitativa ante su segunda pregunta ¿contarle a un desconocido mi vida? Podría funcionar para desahogarme - Solía venir aquí con mis padres de niña... me apetecía venir. Las cosas han cambiado mucho desde la última vez que vine - Le miré y temí estar equivocandome de persona, tal vez le estaba aburriendo.

- ¿Qué ha cambiado? - pregunté interesado. Aquella chica me intrigaba bastante, sus ojos casi dorados me fascinaban.

Suspiré. Parecía interesarle y no iba a desaprovechar aquella oportunidad de desahogarme ya que no lo hacía a menudo.

- Mi madre murió en un incendio la primavera pasada y a raíz de eso mi padre ha enfermado, desvaría. Me vine de Los Ángeles para cuidar de él. Siempre pensé que volveríamos algún día los tres aquí, pero me han robado ese deseo - volví a suspirar y luego le miré - en fin... la vida no es rosa como imaginaba - sonreí - puedo preguntar ahora qué haces tu aquí?

- Vaya, lo siento mucho - dije mientras la escuchaba con atención. No me había equivocado cuando deduje que a Madison le entristecía algo. - Yo estaba de paso. Me gusta este sitio, me relaja más que cualquier otro lugar - me encogí de hombros - desde que he llegado estoy aquí un rato casi todas las noches. Cuando no tengo mucho trabajo.

- Lo he pensado alguna vez... y si tu me dices ahora que es mejor de día confirmas mis sospechas. Por desgracia hace mucho que no veo nada bajo la luz del sol... - dije aunque sabía que ella no ignoraba ese dato - he venido por trabajo, me han nombrado sheriff de la zona. Vivo a las afueras de Cave Springs.

Asentí ante el hecho evidente.

- Sheriff de la zona? Nunca he entendido como funciona vuestra jerarquía a parte de que cuanto más viejo más respetable...

Sonreí.

- Eso es cierto, pero además cada ciudad tiene un sheriff y cada condado un rey o reina. Antes trabajaba para la reina de Misissippi y ahora me han destinado aquí, algo más pequeño y en teoría más fácil.

- Así que eres uno de los peces gordos de por aquí... - dije arqueando una ceja - entonces, ahora que nos conocemos y demás, si me ataca algún vampiro maleducado puedo decirle que te conozco para que se largue? Podéis llegar a ser muy pesados - Bromeé mientras sonreía.

Sonreí. Nunca me había considerado un pez gordo. Cuando me dijo lo siguiente me reí por lo bajo.

- Creo que de ahora en adelante no tendrás ningún problema con los vampiros de por aquí - dije con una amplia sonrisa.

- Vaya! Eso es un verdadero alivio - dije mientras fingía que me sacaba de un apuro, luego sonreí - entonces no tienes a nadie por encima de tí? Eres el rey de Cave Springs? - sentía curiosidad por esto, nunca había entendido el funcionamiento de su política, y al fin parecía que se aclarecía algo.

Reí.

- Es un placer sacar a princesas de apuros - sonreí - No soy el rey, simplemente controlo un poco la situación por aquí. Defiendo nuestros derechos. Tengo un superior, concretamente una. Y luego todos los demás sheriffs estamos en el mismo nivel de responsabilidad. - Tras lo que parecía un largo discurso me aventuré a formular una pregunta que llevaba comiendome la cabeza desde que la había visto aparecer - ¿puedo preguntar en qué te transformas? Me pica muchísimo la curiosidad.

Aquello me parecía de lo más interesante, y el hecho de que su superior fuese una mujer aún más.

- Eso es cómo si me preguntases de qué color llevo la ropa interior... es algo bastante íntimo ¿sabes? - me senté en el suelo ya que empezaba a cansarme al contrario que él - la princesa necesita sentarse que esta cansada - le sonreí.

- Vaya, lo siento. Imaginaba que era algo muy personal, pero no hasta que extremo. - me senté a cierta distancia de ella - sabes? siempre he tenido un don para imaginar en que se suelen convertir los teriántropos, mis sospechas al final acaban siendo confirmadas, pero contigo tengo la mente en blanco. - Le miré a los ojos tratando de leerle la mente. Algo imposible.

- Lo es, es muy personal - sonreí - pero no te preocupes, no tienes de que disculparte. Entiendo la curiosidad del resto de la gente. Supongo que habrá muchos que no tendrán ningún problema en decirtelo, pero en este sentido soy muy reservada. Poca gente sabe lo que soy y lo han averiguado o bien por accidente o porque son muy cercanos a mí. Tal vez algún día te lo diga. Mientras tanto, te tendrás que quedar con las ganas. - sonreí - ah! y el truco de 'tengo un don' ya me lo han hecho - reí.

- De que truco me hablas? - bromeé - no era ningún truco! - sonreí - la verdad es que suele funcionar.