Buscando rastro alguno (Libre)

Un fuerte movimiento de las hojas de los árboles advirtió de la rapidez inhumana a la cual llegaba God Sent al lugar. Paró a pocos centímetros de la orilla con su mirada azul clavada en el oscuro firmamento nocturno. Pronto cerró sus ojos y se concentró en la búsqueda de unas pruebas de traición interracial vampírica.

Caminó con extrema tranquilidad bajo el astro reina, la Luna. A pocos metros de allí encontró un cordón policial que rezaba "Departamento de policía de Cave Springs". Lo pasó con total tranquilidad, nadie podía imponer órdenes sobre el chico, absolutamente nadie.

El chico después de agacharse, levanta una manta de un material áspero y ligero que ocultaba los restos de un vampiro asesinado ya hacía un par de meses. Al llegarle el olor a su nariz le produjo un escalofrío de completo placer. Cogió un poco de aquella masa viscosa y se la llevó a la boca, sintiéndolo correr por todo su cuerpo. Sus ojos azules se tornaron más claros que antes.

Se levantó de nuevo, limpiándose sus ensuciados pantalones. Alzó sus brazos al cielo, pleno, sintiendo sus energías completamente renovadas.

El chico se encontraba en una profunda éxtasis cuando una joven lo saluda, rápidamente la identifica como uno de esos chupasangres que tanto odiaba y a la vez tanto necesitaba muertos.

Se giró hacia aquella criatura, con una sonrisa tranquila y feliz en los labios, sin bajar sus brazos. Se comportaría como un lunático, para no levantar demasiadas malas intenciones.

-Alguna vez has sentido que tu vida no puede estar mejor? que no necesitas de nada o nadie? Que probablemente eres lo más poderoso en el mundo, a la vez de temido?- preguntó clavando su azul mirada en la chupasangres.

-Claro que sucede algo, sucede algo maravilloso.- aumenta aquella sonrisa, convirtiéndola en una sonrisa descarada y divertida, que no presenta nada bueno, quiere que ella se dé cuenta, dejarle un espacio de huída antes de saber que le es imposible hacerlo.

Se aterró al verlo, dando más pasos hacia atrás. Además que estaba débil, odiaba alimentarse, tenía piedad, no como muchos. Se podría decir que Hayde era una de las pocas que se alimentaba de animales, y solo de moribundos. Sus ojos chocolate recorrieron todo miles de veces, incluyendo al muchacho, que parecía muy tranquilo.

_No, nunca lo he sentido. - Dijo, algo nerviosa, y su voz representaba un poco de temor. Cuando su sonrisa se hizo descarada, el temor se apoderó de ella, jugando con un cabello y mirándolo aterrada.

- Me compadezco de ti.- fue lo único que dijo, clavando su azul y profunda mirada en ella con total descaro y desenfado. Amaba causar incomodidad en la gente y más aún en los chupasangres.

Todavía se encontraba bajo los efectos del denominado "V" que para él no era una simple droga, sino un placer más extremo que el que podían sentir cualquiera de los mortales. La Iglesia del Sol había pensado en "casi" todo y God Sent era casi para los vampiros lo que ellos eran para los humanos, una amenaza, un peligro constante.

Estira el cuello, hacia el cielo, haciendo que sus vasos sanguíneos se marquen a lo largo de su perfecto cuello, intentando llamar a la vampiresa a tomar de su sangre, divertido con la situación hasta el extremo.

- Cuál es tu nombre?- le preguntó, todavía con el cuello completamente estirado mientras observaba el oscuro cielo.

Su mirada azul no deja de acosarla, gustoso de incomodarla. Escucha su nombre y asiente con total tranquilidad, cuando le pregunta por el suyo niega proliferando una pequeña carcajada. No pensaba decirle su nombre, no iba a caer en aquello.

- Sabes Hayde, hasta que viniste, yo me encontraba en profunda conexión con los acontecimientos sucedidos por aquí.- le explica. Y era verdad, el chico podía saber todo lo que quería sobre un vampiro con tal de haber tomado algo de él y ahora, la información de Judah Broderick corría dentro de él, sabiendo todo, omnisciente.

- Pero me has molestado.- dice, haciéndose el triste. - Y eso...- añade. - No me gusta nada.- niega, con su mirada fija y desafiante en ella.

NIega con la cabeza, ya una especie de manía ante la chupasangres aquella. - No quiero que te disculpes.- le dice con aquel tono de voz tan neutro y tranquilo. - Quiero que vengas conmigo.- rectificó, acentuando una pequeña e "inofensiva" sonrisa. Si conseguía capturar a una de esas criaturas podría asegurarse que la comunidad vampírica se volcara en rescatarla. De esa manera él podría acabar con más de una simple chupasangres, una especie de juego de puntuación o algo por el estilo.

- Así que... ¿Qué dices?- le preguntó mostrando falso interés puesto que le daba igual si decía que si o que no, el mesías del siglo XXI la raptaría de todas formas.

- Thomas.- se presenta con total tranquilidad. - Contenta?- le preguntó alzando una ceja, divertido. Necesitaba capturarla y llevarla a la hermandad y si no conseguía reunir a la mayoría de los chupasangres siempre tendría el consuelo de poder matarla en infinidad de diferentes maneras, todas tremendamente creativas y beneficiosas.

-Dime Hayde, sé que puede sonar muy precipitado pero...- dijo, haciendo uso de su buena educación. - Serías tan amable de acompañarme?- preguntó finalmente.

_Primero, no te creo. Muéstrame tu identificación. Segundo, ¿Por qué lo haría? - Dijo, alzando la voz y sacando su identificación tapando su apellido con un dedo, con Hayde grabado. La guardó en un instante, en su bolsillo de su abrigo. Sabría reconocer si su identificación era falsa, era jueza, nada se le pasaba, claro.

[Off: Perdón 0 inspiración]

off: Naaah, don't worry xd

- Yo no sé por qué lo harías, simplemente te lo he propuesto.- le informa con total tranquilidad, dejando de lado lo de su identificación. - Eres una vampira verdad?- alzó una ceja inquisitivo, de sobra sabía que era una chupasangres pero hacerse el tonto no le empeoraría las cosas.

- Muchos de los de tu raza me han perseguido.- dijo él con seriedad, observando con sus azules ojos la oscuridad de la noche. - Mi sangre les es demasiado valiosa y realmente no entiendo por qué.

_Lo soy, pero nunca probé sangre humana. - Admitió, bajando la cabeza. Por ese "tema" era una de las menos prestigiosas. No sabía por qué se lo confesaba todo, pero había algo en el que le hacía brotar las palabras sin siquiera pensarlas. - Sí, he olido tu sangre, es una de las mejores pero juro que no la probaré. - Tomó uno de sus mechones de cabello color café, y lo retorció entre sus dedos viendo hacia el suelo.

Asiente lentamente, solemne y todavía misterioso, era completamente bipolar en aquellos momentos. Le divertía jugar con la mente de los chupasangres y si en realidad se trataba de uno de ellos que no había probado la sangre humana él se divertiría de lo lindo.

- Gracias... Creo.- dijo sonriendo, soltando una pequeña risa. Su sangre era cambiante, el chico podía hacer que supiera a gloria para ellos, como también podía hacer que los debilitara por completo.

-Y cómo es que siendo una "criatura de la noche" no probaste la sangre de un humano?- preguntó alzando una ceja mientras se acercaba un poco a ella, clavando sus ojos azules en ella.

_Qué te importa. - Respondió, ya algo enojada. Una cosa era que ella cuente, otra cosa era que este chico tal llamado falsamente "Thomas" venga y la invite, y le pregunte todo sobre ella. Algo nuevamente influyó en ella, y la hizo soltar todo. - Tengo pena por las vidas y almas de todo el mundo, no soy despiadada. - Comenzó a contar, y luego torció el gesto. - Deja de hacer eso. - Dijo, refiriéndose a la forma en la que la hacía decir todo de una sola vez, aunque tambien era parte de ella, decir todo lo que pensaba aunque contradiga un anterior comentario. O tal vez sería esa mirada suya que cada vez que clavaba mis ojos castaño cristalino, nada llamativos, me perdía al segundo y tenía que retirar la mirada, para no quedarme mirandolo como estúpida.

Sonríe tranquilo, incluso se podría decir que de una forma para nada inquisitiva o malvada como era la de su naturaleza. El haber consumido un vampiro le había agudizado todos sus poderes y despertados otros como aquel que hacía que sin querer la gente le dijera la verdad, hipnotizándolos con su mirada.

-Pero el tomar sangre de una persona no implica el que esta muera, simplemente se toma un poco de esta y ya está.- le dice con tranquilidad, evidente. Aumenta el nivel de calidad de su sangre, divertido con todo aquello.

Sintió como su sangre aumentaba su olor, sabía que el chico quería torturarla, ya completamente irritada, aseguró su pequeño bolso a su mano y lo fulminó con la mirada, antes de comenzar a caminar hacia los bosques. Algo, que ni siquiera la tocó la volvió a arrastrar junto al chico.

_¿Para qué me quieres? Dímelo. - Dijo, acercándose hasta el, una distancia amenazadora y poco prudente, además de incomoda con una mirada desafiante con una cara con algunos bucles marrón despeinados alrededor.

El chico observa las reacciones de ella, satisfecho con lo que estaba causando, divertido ante aquella situación. No deja de mostrarse serio en todo momento, distante, mientras siente que su atracción es cada vez más irremediable.

- Quieres probar la sangre humana?- preguntó simple, alzando una ceja mientras inclinaba su cabeza, mostrando su cuello.- Tengo ganas de saber que se siente al ser mordido por una criatura de la noche.- dijo sereno. - Dejo que tomes de mi sangre.- comentó, aumentando el grado de calidad aún más. No pensaba hacerle beber de una sangre que la paralizara o le sentara mal, no, no estaría bien, le dejaría beber de su sangre más especial, deseada y selecta.

Miró fijo al chico, aunque no lo conocía, estaba siendo genial con ella. Entreabrió la boca con una mínima sonrisa, y aunque no era muy prudente tomó su mano con sus dos manos delicadas, alzándola un poco.

_¿Harias eso... por mi? - Preguntó, con los ojos llenos de alegría. Quería saber a qué sabía con toda su alma. Pronto se acercó muy lentamente a su cuello hasta respirar sobre el. - Prometo no hacerte doler, y solo un sorbo. - Juró, con una linda sonrisa.

Asiente lentamente, sonriendo con tranquilidad. - No me dolerá, lo sé.- dijo él, girando más su cabeza para dejarle espacio en su cuello. - Adelante, disfruta, pero no me dejes sin sangre.- le comentó cual imbécil que se deja hacer de todo. Este en realidad tenía una finalidad del todo interesante para el chico.

Vió sus hermosos ojos, y luego hizo una mínima punzada en su cuello, que solo se sentía como si apenas te clavaran una aguja. Tomó su cuello muy suavemente por el otro lado y mantuvo su mano contra la suya, estrechada. Un poco de sangre salió de la herida, y succionó solo un poco.
De verdad, la sangre de el era deliciosa y sintió un extraño placer al probarla, cuando ya había tomado tres tragos, le dió la ultima lamida a la sangre, y se retiró, negando la sed, pero no se retiró por completo, quedó paralizada mirando sus ojos azules, cercana como cuando había probado su sangre.

El chico no siente dolor alguno, era una persona un tanto masoquista y le gustaba sufrir, estaba completamente loco. El mesías puede sentir cómo parte de su sangre abandona su cuerpo, saliendo desde la herida que ella le había hecho en el cuello.

Puede percibir el deseo de ella de tomar más cuando se retira pocos centímetros de la herida. Todavía brotando un poco de sangre de la herida el joven toca la herida con su dedo índice y lleva unas gotas de sangre a sus labios, queriendo saborear su propia sangre.

- ¿Y bien?- preguntó, todavía con su cuello ligeramente tornado y sus ojos azules puestos en ella.

Cuando por fin se dió cuenta que lo miraba como una típica adolescente estupidamente enamorada, los ojos perdidos y la boca algo entreabierta, bajó la mirada algo avergonzada y retrodeció un paso, retirando lentamente la mano de su cuello, y la otra que estaba sobre la mano del chico se apartó de a poco.

_Gra..gracias. - Susurró, alzando un poco la mirada, y luego la volvió a bajar.

- no hay de qué.- dijo el chico con tranquilidad, esbozando una tranquila sonrisa, observándola en todo momento. Podía hacer que su herida cicatrizase en seguida pero no lo haría, simplemente por parecer humano.

- No dolió demasiado, lo pude soportar.- comentó, evidente, el chico claro que podía soportar aquello.

Quería que ella fuera con él y quizás con un poco de suerte fuera tan ingenua que no llegaría a saber que la habían raptado. - No bajes la mirada, no hay nada vergonzoso.- dijo con falso cariño pero con un dominio del teatro perfecto, mientras levantaba la cara de la chica con una de sus manos, forzándola a observarlo acariciando su mentón para lograrlo.