Highway to hell! (Libre)

Situación: Es de noche, oscuridad.

Viva el viento, viva la libertad y viva la velocidad! Puede que el coche de Devon estuviera oxidado y viejo, pero aquello no quitaba que era resistente y veloz.

Conduce hasta llegar a una zona de gravilla, ahí para, haciendo que una nube de polvo aparezca. Sale del coche observando la oscuridad completa en la que se encontraba el lugar. Suspira con tranquilidad.

Una buena noche. Me sentía radiante, casi vivo. Realmente me apetecía conocer el pueblo, el paisaje... su gente. Siempre que llegaba a un nuevo destino la historia era la misma, ganarme la confianza de sus habitantes. Agarré mi vieja bicicleta y di un paseo por la carretera. Por el camino vi muchos bares, llenos de borrachos gordos y viejos... la misma vieja historia.
Un coche pasó a mi lado veloz. Me llamó la atención y lo seguí en la oscuridad. El coché se dirigió a una zona de gravilla. Pegué un salto de la bicicleta que cayó por el arcén. Como un rayo llegué cerca del coche que levantó una enorme nube de polvo a mi alrededor.

Del coche salió un chico con una atracción especial. Parecía que en este pueblo la tónica era gordos borrachos y jóvenes extraños. El muchacho suspiró.

- Una noche genial ¿no?- Dije mientras la nube de polvo desaparecía.

Cierra ambos ojos intentando descansar. Sonríe relajado, pudiendo escapar de todos los pensamientos de otras personas.

Hasta que pronto una voz viene a sus oídos. Hace lo posible por cerrar su mente a la lectura de los pensamientos de la persona, cosa que le resulta extrañamente sencilla. Observa a la persona, que aparece entre la nube de polvo a causa del frenazo del coche.

- Si, muy tranquila.- informa, con la mirada perdida de nuevo en el paisaje.

Saqué mi navaja del bolsillo de mi pantalon. En un gestó veloz, clavé el cuchillo en la rueda del coche. Demasiado rápido como para que se diera cuenta. En ese mismo instante me dirigí al chico para disimular el ruido e la rueda y disimuladamente guardé mi navaja.

- Perdí el control con la bicicleta y cayó al arcén, ¿me podrías ayudar? - Al acercarme al chico sentí otra vez esa extraña sensación. Una especie de magnetismo. Solo esperaba que no fuese otro cambiante... ¿qué probabilidad habría?

Ríe levemente. - Ibas algo borracho o qué?- alzando una ceja, pensativo, mientras se aparta de su coche dispuesto a ayudar a aquel tipo.
- Por dónde cayó?- preguntó puesto que no podía ver bien en la oscuridad. Aquel chico le parecía algo extraño, pero no fuera de lo normal, por si acaso se encontraría alerta mientras estuviera cerca aquel chico.
Clava su mirada en el tipo, esperando que le contestara.

El chico accedió a ayudarme. Tenía ganas de pasarmelo bien. Me miró fijamente y aproveché para hipnotizarlo.

- Está aquí al lado...- Pero lo pensé mejor y decidí no hacerlo. Así sería demasiado fácil.
Le indiqué donde estaba y fuimos a por la bicicleta. Estaba unos dos metros abajo.

- Pareces fuerte y eres joven. ¿Puedes bajar tú? Yo la pillaré por aquí.

- Vaya, gracias tio.- le dice, por el cumplido, algo extrañado. - Bien, ahora vuelvo.- le informa, mientras baja el pequeño desnivel en busca de la bicicleta.

- La tengo!.- le informa, ya con la bicicleta en ambas manos, intentando subir de nuevo aquel desnivel.

Tejí la telaraña y esperé a que cayese en ella. El muchacho tenía la bicicleta y se disponía a subir.

- Dame, ya la agarro yo - Tomé la bicicleta y la dejé en la carretera. - Vamos, que te ayudo a subir - Extendí mis brazos y él se dispuso a agarrarse de mí. Él era joven, yo... no tanto. Parecía fuerte... yo lo era. Soy un monstruo y esto es lo que hago.

Apreté sus muñecas de forma sobrehumana y tiré de él. Mis colmillos salieron solos y fueron directos a su cuello. Hacia mucho tiempo que no sentía tal libertad. Una noche mágica, solitaria, sin preocupaciones, sucia, sin tener que esconder las evidencias. Las evidencias... siempre te persiguen, pero esa noche... nada importaba.
Bebí la sangre del muchacho, una sangre extraordinaria, extraña, diferente. En apenas unos segundos dejé al chaval medio vacío. Solté al muchacho, que gritaba a pleno pulmón, y cayó al arcén.

- Gracias... y tranquilo, te recuperarás. Si alguien te encuentra claro. No, no, en serio, te recuperarás. Espero verte pronto - Dije mirando desde arriba al chaval.
Pasé mi dedo por mi boca y lo chupé. El chaval quedó estupefacto.

Recogí la bicicleta y me puse en marcha. Estaba en extasis, mis pupilas dilatadas. La bicicleta oba daleada y no llegaría muy lejos.

Todo sucedió en cuestión de segundos, tenía una herida en el cuello, le habían succionado gran parte de su sangre y estaba muy débil. Deseó por todos los medios que alguien apareciera por allí y lo ayudara, pero sería demasiado pedir.

No sentía tristeza, todo lo que sentía era enfado y ganas de acabar con aquel chupasangres.

- Hijo de puta...- llegó a decir, mientras se intentaba levantar, evidentemente no lo conseguía.

Da gracias a dios de que haya alguien por ahí. Se intenta incorporar, odia que la gente lo vea de esta manera, tan vulnerable. - Un vampiro me atacó.- le informa, con enfado y dolor en la voz. - Me succionó sangre...- añadió, no podía decir más.

Sentía como de su cuello goteaba sangre, estaba enfadadísimo, pero ahora no podía más que dolerse por lo sucedido. Gracias a Afry consigue tumbarse en el asiento del copiloto, lanza un pequeño suspiro de dolor.
- Gra- Gracias.- le dice, como puede, intentando no moverse mucho.

Deja que ella haga lo que vea necesario, mientras cierra ambos ojos, con fuerza, sintiendo un pequeño dolor en los dos agujeros del cuello con el paso del algodón.

- Era un chico...- dice, no sabía más. - Sólo sé que me ofrecí a ayudarle a recuperar una bicicleta que se le había caído por el pequeño desnivel.- explica, con dificultad.

- Estaba muy oscuro.- le informa, con dificultad, no pudo ver al chico que lo atacó con claridad.

- Parece que están llegando a Cave Springs más vampiros de los que queríamos.- dice en tono serio, con dificultad. - Tenemos que dar con ese vampiro.- añade, débil.

- Sería todo un detalle.- le informa, sonriendo un poco. Devon no se había enterado todavía de que el vampiro le había pinchado una rueda del coche para que no pudiera escapar de allí.

Despacio, contemplaba el paisaje. De repente paré en seco. Sonreí, me excité, noté de nuevo esa sensación. ¡Afry! Sentí una satisfacción increible, bajé de la bici y corrí al lugar donde dejé al muchacho.
Una vez allí comprobé lo que me decían mis impulsos. Ella estaba allí, lo supe de antes pero al ver que era verdad aluciné. Ayudaba al chico, parecía que se conocían.
Me concentré, tragué saliva, mis arterias se revolucionaron, mis ojos se volvieron blancos hasta que terminé. Ahora, una aura de paz me envolvía, una tranquilidad que todo aquel que tratara conmigo la notaría. Me acerqué a la pareja.

- Parece que necesitas ayuda - Me acerqué al chaval y le sostuve la cabeza un instante. - ¿Es tu novio? No llegará muy lejos ni en moto. - Saqué mis colmillos y me mordí la muñeca. Cogí del hombro al muchacho. - Que beba mi sangre. ¿Me das tu permiso?- Le dije a Afry.